Publicado: Jueves, 16 Julio 2015

Ignacio Acevedo, 15 de julio en Tazacorte

Una entrevista sobre el tema: http://magisradio.blogspot.com.es/2015/07/ignacio-de-acevedo-con-lucas-lopez-sj.html

A la vista del puerto de Tazacorte, en la isla de San Miguel de La Palma, el 15 de julio de 1570, el pirata hugonote Jacques Sourie, que había sembrado el terror en Cuba, en La Habana, abordaba el barco en que viajaban Ignacio Acevedo SJ y sus compañeros. Tras instarles a renegar de su fe y abandonar la Compañía de Jesús, el pirata ordenó que todos fueran asesinados y arrojados al mar. 

El 15 de julio, la parroquia de Tazacorte conmemoró con eucaristía y procesión la vida y entrega del Beato Acevedo. Presidió la eucaristía Lucas López SJ, acompañado en el presbiterio de buena parte de los sacerdotes de la isla y de la numerosa comunidad parroquial que llenó el templo.

En el anochecer, con el sol hundiéndose como disco blanco en el Atlántico, la imagen de Ignacio Acevedo SJ recorrió las calles del municipio palmero al ritmo marcado por la banda municipal y en compañía del pueblo y de sus autoridades.

En la homilía, Lucas López SJ señaló cuatro enseñanzas que hoy pueden servirnos a quienes recordamos a Acevedo y sus compañeros:

Que los motivos por los que merece la pena vivir, son aquellos que, vividos en intensidad, merecen también que, en su caso, entreguemos la vida por ellos.

Que es tiempo para salir de nuestros propios ámbitos de confort, de comodidad, que nos amodorran en una situación semidecadente. Sólo una actitud de generosidad, capaz de cuestionar nuestras comodidades, puede ayudarnos a cambiar nuestro mundo.

Que tanto en tiempos de Acevedo como en la actualidad, hay personas que sufren violencia, opresión. Que Ignacio de Acevedo movilizó a la Compañía de Jesús para marchar al Brasil en que Anchieta defendía los derechos de los pueblos originarios. Hoy esa tarea está incompleta y debemos reemprenderla con orgullo, con humildad y con determinación.

Finalmente, Lucas López SJ, señaló la importancia de que toda la comunidad, toda la sociedad, se sienta portadora de valores en los que educar. La sociedad es educadora, la comunidad es educadora. El ejemplo de Acevedo y sus compañeros nos debe llevar a recuperar ese sentido educador. Somos responsables.

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