Publicado: Sábado, 01 Agosto 2015

Empieza el primer Año Jubilar del Camino Ignaciano

Mediante sendas celebraciones en la Cova Sant Ignasi (Manresa) y en el Santuario de Loyola (Azpeitia), el 31 de julio y el 1 de agosto, ha comenzado el primer Año Jubilar del Camino Ignaciano, que se extenderá hasta el 31 de julio de 2016.

En Manresa, el Abad de Montserrat, P. Josep M. Soler, abrió la puerta jubilar y firmó el acta de apertura del Año Jubilar. La puerta jubilar es la puerta que desde 1625 y a lo largo de tres siglos dio acceso a la Santa Cova, el espacio donde Ignacio oraba durante su estancia en Manresa. La puerta quedará abierta durante todo el año y los peregrinos la podrán cruzar como signo jubilar, de empezar una vida de gozo y reconciliación. Es un gesto sencillo, pero dotado de un profundo simbolismo dentro de la tradición de los jubileos, ya que al cruzar la puerta el peregrino se reconcilia con sí mismo, con Dios y con los demás. En palabras del director del Camino Ignaciano, P. Josep Lluís Iriberri, esta puerta "ha sido escogida para simbolizar el paso que representa entrar en la Vida del Cristo". A partir de ahora y durante el Año Jubilar "los peregrinos podrán cruzarla dándole el significado que ellos interiormente deseen, al final de su largo y personal camino de peregrinación".

En su homilía, el Abad de Montserrat recordó el itinerario de San Ignacio desde la herida que recibió en Pamplona y la decisión de romper con su vida pasada hasta la experiencia que vivió en Montserrat y Manresa. "Manresa le fue un taller espiritual", dijo, "aquí se irá conociendo cada vez más por dentro y aquí recibirá la revelación del misterio de Jesucristo". "De toda esta experiencia", destacó, "surgieron los Ejercicios Espirituales y el dinamismo de su obra en la Iglesia y al servicio de las personas de todo el mundo".

En Loyola, el obispo de San Sebastián Monseñor José Ignacio Munilla, acompañado por el obispo de Bilbao, el Arzobispo de Pamplona y Tudela, y el provincial de España de la Compañía de Jesús, y con la presencia de numerosas autoridades del Gobierno Vasco, la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Azpeitia, bendijo la placa, situada a la entrada del Santuario de Loyola, que marcará a partir de ahora el inicio del Camino Ignaciano. Antes de ello, el decano de la facultad de Teología de la Universidad de Deusto, P. José Carlos Coupeau, explicó el sentido del Año Jubilar cristiano, afirmando que se trata de "un tiempo para abrir puertas, un tiempo de júbilo y gozo, un tiempo para echar a caminar".  

En su homilía, Monseñor Munilla afirmó que el camino emprendido por San Ignacio, dese su Loyola natal hasta Manresa, es un episodio de su vida "especialmente significativo y luminoso para el hombre y la mujer de nuestros días", dado que la "peregrinación" es una "clave de comprensión de nuestra propia existencia". También manifestó su deseo de que la culminación del recorrido que realicen muchos peregrinos del Camino Ignaciano sean los Ejercicios Espirituales, "la verdadera peregrinación en la que Dios quería doctorar a Ignacio".

Tanto en la celebración de Manresa como en la de Loyola se leyó la carta que el Superior General de los Jesuitas, P. Adolfo Nicolás, ha dirigido a jesuitas, colaboradores y peregrinos con motivo del primer Año Jubilar del Camino Ignaciano. En ella, el P. Nicolás afirma que "comprometerse en una peregrinación es algo que marca centralmente a la persona" y recuerda que es una experiencia en la que el peregrino "aprende a descubrir lo que es esencial en su vida y en la realidad que lo rodea". También desea que el Camino Ignaciano sea una oportunidad, para los que lo hagan, de iniciar y transformar proyectos de vida, así como de experimentar la reconciliación en sus relaciones personales, sociales y medioambientales.

Galería de imágenes: Manresa y Loyola

ver +