Publicado: Martes, 24 Noviembre 2015

Entreculturas y el Día Internacional de los Derechos de los Infancia

El 20 de noviembre se conmemoró en todo el mundo el Día internacional de los Derechos de la Infancia. En ese día, Entreculturas recordó que la mitad de las personas refugiadas o desplazadas en el mundo, 30 millones, son niños y niñas y más de un 36% no tiene acceso a la escuela.

Sólo en Siria, de los 4,8 millones de niños sirios en edad escolar, aproximadamente 2,2 millones están sin escolarizar dentro del país. La situación de los que salen del país es aún peor, dos tercios de los niños y niñas refugiados sirios tampoco tienen acceso a la escuela. La pobreza y la inestabilidad en la que se encuentran los menores desplazados y refugiados disminuyen sus posibilidades de acceder a una educación de calidad.

Además, hay en el mundo 230 millones de niños y niñas que, sin haber abandonado sus hogares, viven en países afectados por conflictos armados. Por ejemplo, más de un millón y medio de niños y niñas en Sudán del Sur, no ha conocido otra realidad que la de las zonas de desplazamiento y campos de refugiados. Pero no se trata de un fenómeno exclusivo del continente africano; en las provincias fronterizas de Colombia con Ecuador hay decenas de miles de colombianos y colombianas en condición de refugio o en condiciones de necesidad de protección internacional.

Los conflictos tienen un enorme impacto en la educación y en las vidas de los niños y niñas. A corto plazo porque además del terrible coste de vidas humanas, provocan miedo, inseguridad, absentismo de estudiantes o docentes, discontinuidad de las clases y destrucción del material y las infraestructuras. A largo plazo, porque dañan el sistema educativo de un país en su conjunto y porque generaciones enteras corren el riesgo de no acceder a una educación de calidad.

Para Entreculturas, la educación en contextos de emergencia debe ser una prioridad, algo que no debe ser ni suspendido ni aplazado. Las emergencias (guerras, desplazamientos o desastres naturales) no se desvanecen de la noche a la mañana; afectan a los menores durante años y generaciones enteras se quedan sin educación, es decir, sin futuro ni posibilidades de tener una vida digna. Junto con el Servicio Jesuita a Refugiados, apoyamos proyectos de educación con menores refugiados en Líbano con niños sirios,Colombia, Ecuador, Venezuela, Panamá, Sudán del Sur, República Democrática del Congo, Angola Chad, Camerún, Malawi, Sudáfrica, Uganda, Zimbabue y Etiopía.

Líbano, con una población de 4,2 millones de habitantes acoge a más de 1.100.000 refugiados procedentes de Siria, que se mezclan con la ciudadanía local en grandes núcleos urbanos. El drama y la pobreza se camuflan. Desde Entreculturas apoyamos al Servicio Jesuita a Refugiados en un proyecto educativo en las afueras de Beirut, en Bourj Hammoud. Se trata de un Programa de Aprendizaje Acelerado en el que se intenta que los niños y niñas sirios puedan adaptarse al currículo libanés, más exigente y que, además, se desarrolla en tres lenguas (árabe, francés e inglés). Además, se trabaja la educación para la paz, tan necesaria para el futuro de esta generación. “En un colegio en España suele haber un 5% de niños con problemas importantes, aquí es un 95% de niños y niñas con estos problemas. La guerra ha dejado sus secuelas en ellos”, señala Ángel, jesuita español que trabaja como subdirector en la escuela.

Desde el año 2003, el Este de Chad ha vivido un flujo masivo de población refugiada proveniente de Darfur (Sudán). Se estima que hay 370.000 refugiados viviendo en 12 grandes campos de refugiados. Entreculturas trabaja de la mano del Servicio Jesuita a Refugiados y, en coordinación con el trabajo realizado por ACNUR, ha realizado un gran esfuerzo por garantizar el derecho a la educación, brindando educación infantil y primaria a unos 15.000 niños y niñas refugiados. El JRS se hace responsable de la educación en siete campos de refugiados de la zona, desde educación infantil hasta secundaria, y también con programas de educación no formal.

BENEFICIOS DE LA EDUCACIÓN PARA NIÑOS Y NIÑAS EN CONTEXTOS DE EMERGENCIA

  • Protección

La educación juega un papel fundamental en la protección de niñas y niños en situación de emergencia porque les protege frente a la explotación y el reclutamiento por parte de grupos armados, frente al daño psicosocial y a la separación familiar. Contar con este marco de protección es especialmente relevante para los grupos más vulnerables como las niñas, los menores con discapacidad o los niños y niñas pertenecientes a minorías étnicas.

  • Recuperación psicosocial

En situaciones de emergencia, la educación tiene un importantísimo papel en la recuperación psicosocial, la estabilidad, la recuperación de la normalidad y la esperanza. Asimismo, pone la mirada en el futuro en un momento en el que la supervivencia es el reto del día a día.

  • Promoción de una cultura de paz

La educación debe prestar atención a la mejora de su calidad para que promueva imágenes positivas y un vocabulario que propicie la integración y que rompa los círculos que contribuyen a los conflictos violentos. Así, la educación es un elemento clave para estimular valores como la tolerancia, la interculturalidad o la igualdad y hacer que los niños y niñas lleguen a ser agentes activos en la construcción de una sociedad integradora y que viva en paz.

La educación es la herramienta más poderosa para cambiar el mundo y promover una cultura de paz y una infancia con derechos. Niños y niñas de un colegio en Madrid lo tienen claro. Realizaron una actividad donde recibían postales de niños y niñas refugiados sirios de un colegio en Beirut y  les contestaban enviando mensajes de esperanza. Aquí puedes ver el resultado.

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