Publicado: Domingo, 03 Abril 2016

Testimoniar una fe que transforma nuestras vidas

El segundo día del Encuentro de Provincia estuvo dedicado a la llamada a renovar el servicio de la fe. Lo experimentado a lo largo de la jornada sirvió para constatar que se trata de una llamada que interpela de forma intersectorial a toda la Compañía y que reclama, como indica también el papa Francisco, que seamos audaces y creativos en la tarea de repensar las estructuras, el estilo y los métodos de la evangelización.

En el plenario se puso en común el trabajo que hacen las PAL en este ámbito: acompañando, suscitando, mostrando el rostro de Dios. No se nos esconden los obstáculos a los que se enfrenta la tarea, conocemos la realidad en la que trabajamos. Pero, al mismo tiempo, la dinámica de grupos nos sirvió para tomar conciencia de que, no pocas veces, miedos, excusas, y también a veces imposturas, se disfrazan de dificultad.

Las reuniones dejaron numerosos subrayados: la necesidad de cuidar la formación, el acompañamiento, la pastoral en todas las etapas, transformar lenguajes y métodos, alimentar comunidades apasionadas… Sobre todo se reclamó testimoniar la fe a través de nuestras vidas. Lo advirtió ya al principio de la mañana Xavier Quinzá SJ: el seguimiento de Jesús ha de transformar nuestras vidas. Alguien lo expresaba de manera más campechana por la tarde: la mejor manera de dar de beber a un caballo que no tiene sed es ponerle al lado un caballo que bebe con ganas.

La jornada nos permitió contemplar algunos magníficos ejemplos de ello. Varias personas nos contaron cómo viven la fe y su transmisión en la familia, en el trabajo, en la comunidad, en el mundo digital y a nivel personal. Fueron relatos, en ocasiones rebosantes de emoción, de la presencia cotidiana de Dios en unas vidas empeñadas en compartir y regenerar la experiencia de ser creyentes.

Al final del día los participantes en el encuentro se reunieron en la Basílica para celebrar la Eucaristía, presidida por Cipriano Díaz Marcos SJ, que en su homilía puso voz a un sentimiento que estos días traslucen también los rostros de los participantes: no hemos venido a Loyola a aislarnos del mundo, sino a «tomarlo por entero». La experiencia de Loyola alimentará nuestras llamas para volver a nuestros entornos vitales.

Tras la cena, la jornada tuvo dos propinas muy diferentes: Joaquín Barrero, Asistente Regional para Europa Meridional, ofreció una charla sobre la próxima Congregación General. Aunque arrancó advirtiendo que no podía hacer otra cosa que «hablar sin decir mucho», lo cierto es que dio cuenta detallada de todo el proceso seguido desde la convocatoria de la Congregación en diciembre de 2014. Antes de irnos a descansar, Enric Puiggròs SJ ofreció una velada musical y de oración en la que interpretó temas propios y de autores cristianos invitándonos a todos a ser sal y ser luz.

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