Publicado: Domingo, 03 Abril 2016

Gracias por tanto bien recibido

Concluye el I Encuentro de la Provincia con las conclusiones de Albero Ares SJ, su gratitud por tanto bien recibido y su reflexión por todo lo sentido y gustado estos días: por los testimonios de compañeros y compañeras que han compartido sus vidas y que han permitido que formen parte de la narrativa vital “como testigos en la fe, como testigos del Resucitado”.

La mirada agradecida de Alberto se dirigió a las llamadas que siente la Provincia: las fronteras, dar testimonio de la Fe y guardar fidelidad a la misión encomendada. Tres a las que “nos sentimos enviados… ¿A qué?” Una pregunta que dejó en el aire y que siguió respondiendo: …“a salir a la calle”; …“como cuerpo en misión” y … “a vivir enamorados y enraizados”.

El salir a la calle a dar “cuenta de nuestra fe” responde a ese sentir de que “somos peregrinos” y el mundo es “nuestro hogar”. Recordó el mensaje del papa Francisco que invita a la Iglesia a salir a la calle, arremangarse, tomar partido por los más necesitados. “Por eso, cuando salimos a la calle, no es para comunicar un eslogan sino para comunicar una buena noticia que brota de una pasión y una alegría, la del encuentro con el Jesús Resucitado”, dijo. 

La experiencia de estos días también invita a reconocer ese envío “como cuerpo en misión”.  Un caminar juntos esencial para hacer frente a los desafíos planteados por el mundo actual, la complejidad e interconectividad global: “Mirar la realidad con miradas diversas nos ayuda a abrir nuestras mentes, dinamizar nuevas energías y ser testigos proféticos”.  Y apuntó el reto de responder con compromisos fuertes y con respuestas creativas y transformadoras. Su propuesta es abrir un espacio de encuentro, desde la diversidad y la complementariedad “donde podamos avanzar y dar pasos en procesos prácticos, de reflexión, de incidencia pública y de transformación social”. 

En ese vivir enamorados y enraizados reconoció a cada uno como un árbol que hunde sus raíces en lo que da sentido a su vida con nombres y apellidos: la familia, amigos, educadores, compañeros jesuitas…, y “Dios que se hace carne en nuestra vida”.  Y alentó a cuidar y alimentar la experiencia que moviliza en lo más profundo: “Nuestra tarea es apasionante, pero no siempre es fácil. Necesitamos mimar la experiencia profunda que da sentido a lo que hacemos. Necesita de cuidados y de hacer memoria del primer encuentro: Aquello de lo que nos enamoremos, lo que arrebate nuestra imaginación, afectará y lo decidirá todo".

Terminó con un detallado agradecimiento: a cada uno de los asistentes, al equipo organizador que ha trabajado desde hace meses en este encuentro, al CEL, a la comunidad de religiosas, a la comunidad de jesuitas; a todo el grupo de logística que ha hecho un trabajo magnifico y callado para que todo fluyera; al equipo de comunicación que ha hecho partícipe a toda la Provincia y al mundo lo vivido estos días; a quienes han propiciado el encuentro desde la magia y la música; y sobretodo y ante todo gracias a Dios, “por habernos traído hasta aquí en la palma de tu mano y cuidarnos como hijos e hijas tuyos”.

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