
ALBOAN celebró su 20º aniversario con una viva reivindicación de los derechos humanos y la justicia social
El pasado 19 de abril ALBOAN celebró en Vitoria-Gasteiz su 20º aniversario en un acto con una amplia representación institucional y social donde se plasmó la vocación de la ONGD de servicio a la justicia social desde la fe. Con este evento se dio por concluida la ronda de celebraciones tras las citas de Bilbao, Donostia, y Pamplona.
Entre las personas asistentes se encontraban Ángel Toña, consejero de Empleo y Políticas Sociales del Gobiero Vasco, la Teniente Diputado General de Álava y Diputada Foral de Desarrollo Económico y Equilibrio Territorial, Mª Pilar García de Salazar Olano; Beatriz Artolazabal, diputada foral de Servicios Sociales de la Diputación Foral de Álava; Jaione Aguirre, concejala de Igualdad y Cooperación del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz; Paul Ortega, director de la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo; Jose Maria Guibert sj., rector de la Universidad de Deusto; y Jorge Urrutia , director de EGIBIDE.
Ante un aforo completo y bajo la diestra batuta del miembro de la Oficina de Comunicación SJ Xabier Riezu que presentó el evento, el Provincial del la Compañía de Jesús y patrono de ALBOAN realizó un sentido saludo de bienvenida y agradecimiento. A continuación, el lehendakari quiso agradecer a ALBOAN su contribución a la construcción de una Euskadi "más humana, solidaria y comprometida", y subrayó que esta entidad ayuda con su labor a "extender el compromiso con la justicia social".
Como plato fuerte del acto, y en diálogo con la directora de ALBOAN, Mª Mar Magallón, la activista por los derechos de las mujeres, abogada, y periodista congoleña, Caddy Adzuba ofreció un sobrecogedor testimonio sobre el feminicidio que tiene lugar en su país donde “los cuerpos de las mujeres son campos de batalla”. Y como origen de ello, señaló a la extracción ilegal de minerales que financia el conflicto armado en RD Congo (ver http://www.tecnologialibredeconflicto.org/), y realizó una llamada a la solidaridad de la comunidad internacional, y a la adopción de medidas contra el comercio de los “minerales de sangre”. Pero, a su vez, quiso trasmitir un mensaje de esperanza ya que “las mujeres son las principales constructoras de paz”.
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