Publicado: Miércoles, 10 Agosto 2016

Algunos retos de la Congregación General: Una imaginación renovada


"Obviamente -señala José Ignacio- es imposible saber hoy lo que la Congregación discutirá, pero algunos temas que no debería faltar en su agenda deberían ser:

Estilos de vida, tanto personales como comunitarios

Aquí hay un enorme rango de iniciativas que se pueden implementar y que necesitan, además de la voluntad, el asesoramiento cualificado para ahorro de energía, adaptación de edificios, consumo responsable, entre otros.

El acompañamiento y cercanía con las comunidades más vulnerables

Sin esta cercanía nos será imposible comprender la magnitud de los desafíos y la capacidad de respuesta de esas comunidades.  Especial atención tienen que recibir regiones como el Amazonas o el Congo, reservas medioambientales imprescindibles para el futuro de la humanidad; pero también todas aquellas regiones que ya se muestran más sensibles a los impactos del cambio climático y que están provocando pérdidas de vidas y el desplazamiento de millones de personas.
 

La gestión responsable de nuestras inversiones

Los fondos de las Provincias, necesarios para apoyar sus obras apostólicas, deben invertirse de una forma coherente; procesos como la desinversión en empresas de combustibles fósiles o asegurarse de que no invertimos en empresas dedicadas a la depredación de los recursos naturales son algunas de las referencias actuales más importantes.

Tenemos que seguir profundizando en la contribución de nuestras instituciones educativas

No podemos orientar la “excelencia” solamente a habilidades o formaciones orientadas al éxito profesional de carreras bien retribuidas.  La formación “para los demás” debe incluir a hombres, mujeres y a la creación.  Nuestras instituciones educativas deben ser líderes en la promoción de una sostenibilidad social y medioambiental y el cambio de la “excelencia” para el “liderazgo de servicio.”


La celebración de la creación como don que recibimos

Mientras que la contemplación de la Encarnación de los ejercicios espirituales nos sumerge en la dinámica de la salvación que Dios ofrece, necesitamos tomar conciencia que esta salvación incluye todo lo creado; también el medio en el que vivimos.  Necesitamos celebrar la creación para agradecer “tanto bien recibido.”  Sólo el agradecimiento, como aprendemos en la espiritualidad de S. Ignacio, tiene la capacidad de movilizarnos en el seguimiento del Señor en compromisos de larga duración y libres de carga ideológica."

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