Publicado: Lunes, 26 Septiembre 2016

Luis Aparicio, elegido presidente de la Confer de Valladolid

“Ser presidente es ser servidor”. Así vive Luis Aparicio, superior de la comunidad de los jesuitas de Ruiz Hernández, Valladolid, su nueva responsabilidad al frente de la Confer de Valladolid. Un cargo para el que fue elegido el pasado viernes, un año después de incorporarse a esta diócesis tras su destino en Sevilla. Con él trata de hacer realidad la esencia ignaciana que marca su vida: “En todo amar y servir”. En sus destinos de Andalucía, Sevilla y Córdoba, participó como vocal en la dirección de sendas delegaciones. “Conozco a la Confer y la quiero mucho”, decía al asumir el cargo tras la votación.

Luis Aparicio, 71 años de edad, es consciente de las fortalezas y de las debilidades de las 67 congregaciones religiosas que hay en Valladolid: 45 femeninas y 22 masculinas repartidas en 117 comunidades diferentes (83 femeninas y 34 masculinas). “La vida religiosa está muy viva. Goza de una gran vitalidad de servicio al mundo y de promoción de la justicia cada una desde su propio carisma”, ratificaba como fortaleza. Para él, la clave de ese “entusiasmo”, muy presente a pesar del envejecimiento y de la ausencia de vocaciones, proviene de la unidad de la vocación. De hecho, en su labor como presidente de Confer estará presente la promoción de esa unidad, impulsando la ayuda mutua y el servicio común a la Iglesia y a los fieles.

A pesar de la diversidad, las congregaciones poseen puntos comunes para vivir su vocación en la realidad del siglo XXI. Luis Aparicio destaca como paralelismos el proceso en el que están inmersas muchas de ellas en la concentración como provincia única, como así ha sucedido recientemente en la Compañía de Jesús. También comparten la incorporación de los laicos en las tareas y en los carismas de cada una de ellas. Esta colaboración dentro de la Compañía de Jesús es, para el nuevo presidente de la Confer, la concreción del camino iniciado con Arrupe.  Al asumir el generalato insistió en que la vida compartida de laicos y religiosos era esencial para cumplir la misión, no en respuesta a la falta de jesuitas puesto que entonces la orden contaba con 36.000. Y en tercer lugar, como así apuntaba Aparicio, las congregaciones comparten la ayuda mutua en el cuidado de los mayores en las enfermerías. En este sentido, todas se han dejado asesorar y guíar por aquellas con mayor experiencia. 

Más información y el vídeo, en sjvalladolid.

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