Entreculturas y el Servicio Jesuita a Refugiados lanzan la campaña 'Education opens the world'
Ambas organizaciones piden a los responsables de las principales fronteras migratorias que construyan puentes de solidaridad en lugar de muros que dividen nuestro mundo, que aumenten significativamente sus cifras de acogida de personas refugiadas y migrantes, que aborden las causas que originan el éxodo, que fomenten en nuestra sociedad una educación para la ciudadanía global e inviertan y que garanticen el derecho a la educación de las personas refugiadas.
Hoy en día hay 65,3 millones de personas refugiadas, desplazadas o solicitantes de asilo, de los cuales 21,3 son menores. Por eso no podemos pretender vivir atrincherados en nuestras ciudades mientras a millones de personas se les niega la oportunidad de vivir dignamente. No es ético ni posible. Mientras no se aborden las causas de las migraciones forzosas el éxodo continuará. No nos puede extrañar que las personas se muevan. Lo han hecho a lo largo de la historia.
Para Entreculturas y el Servicio Jesuita a Refugiados en un contexto de migraciones forzosas y sociedades que levantan muros físicos y mentales es necesario un cambio cultural a favor de un mundo más abierto y más justo. Para ello, la educación es clave porque permite ampliar horizontes y superar desconfianzas y prejuicios. Hay que impulsar por un lado, una educación que facilite la comprensión de las migraciones forzosas partiendo del análisis crítico de sus causas y favorecer la empatía, la convivencia intercultural y el compromiso ciudadano. Y por otro lado, es necesario garantizar el acceso a una educación gratuita, obligatoria y de calidad para las personas refugiadas y desplazadas. La escuela es uno de los pilares fundamentales de la intervención humanitaria. Estar en la escuela puede mantener a los niños a salvo y protegidos de riesgos, incluidos la violencia de género, el reclutamiento en grupos armados, el trabajo infantil y el matrimonio precoz. En situaciones de desplazamiento forzoso, sólo el 50% de los niños y niñas tienen acceso a la educación primaria, únicamente un 25% recibe educación secundaria y sólo unos pocos tienen acceso a la educación preescolar o superior. La educación en situaciones de crisis y desplazamiento es fundamental, es portadora de esperanza, de oportunidades de futuro y permite abordar la transformación de conflictos, la reconciliación y la promoción de la paz.
Mireille Twayigira, refugiada ruandesa que ha participado en el lanzamiento de la iniciativa, huyó de su país con 2 años. Su historia podría ser una historia de desesperanza, una historia trágica por la huída, trágica por la pérdida de sus padres, hermanos y abuelos en la huída. Pero ella prefiere contar la historia desde un punto de vista esperanzador. Ella dice “mi vida no es una historia trágica”. Si ha pasado por todo esto, con tantas posibilidades de haber fallecido y no lo ha hecho, está claro que algún propósito tiene la vida para ella, así lo cree Mireille. Ella es una luz de esperanza en medio de la desesperanza de un campo de refugiados.
En Malawi comenzó sus estudios de primaria junto al Servicio Jesuita a Refugiados en el campo de refugiados de Dzaleka. Era muy buena estudiante. Mireille completó su educación secundaria siendo de las 6 mejores estudiantes de todo Malawi y recibió una beca del Gobierno Chino para estudiar medicina en la Universidad de Jinan. Mireille se graduó en Julio de 2016, hace menos de 1 año. “Siempre quise una carrera que me permitiera ayudar a otros, especialmente a los huérfanos. También quiero ayudar a los jóvenes refugiados en educación secundaria”. Ahora trabaja como doctora en el Queen Elisabeth Central Hospital.
Para más información: www.entreculturas.org/educationopenstheworld
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