Publicado: Jueves, 31 Agosto 2017

¡Complicarnos la vida!

Durante el mes de julio jóvenes de 18 a 23 años participaron, en dos turnos, en la experiencia MAGIS “San Fran”, que buscaba profundizar en diferentes realidades sociales, en convivencia con el barrio “San Francisco de Bilbao”. Dos jóvenes participantes nos ofrecen su testimonio: 

“No te encalles” (aprendiendo a decir adiós) 

“No te encalles” nos decían hace unos días en “Hargindegi” un centro de Cáritas en Bizkaia. Y esa frase es la que no cesa de resonar en mi cabeza y la que me mueve a poner nombre a todo lo visto, vivido y sentido. Ha sido la segunda vez que, por casualidades de la vida o como otros prefieren llamar “providencia”, subo al barrio de San Fran (Bilbao). Junto a otros 19 jóvenes universitarios me disponía a colaborar en la colonia de verano para los niños del barrio. 

Nuestra llegada se hacía después de la despedida en este mismo centro de otro grupo de jóvenes. Ellos habían puesto en marcha la colonia hacía ya 15 días y ahora nos tocaba a nosotros hacer el relevo. Pero no era solo relevar a un grupo de jóvenes de cara a las colonias con los niños, (¡que no es poco!); el relevo iba mucho más allá... era adherirnos al barrio, convertirnos así en aprendices de vida siendo esponjas de tanta realidad, esa realidad tan auténtica y real, y a la vez “tan invisible” a tantos, y que nunca deja indiferente. Gracias a la ayuda de las hermanas pasionistas, jesuitas y coordinadores, hacer el relevo fue como se suele decir “coser y cantar” (y guiar a un grupo de jóvenes como ellos lo han hecho, no es nada fácil), así que por ellos empieza mi gran agradecimiento.

“A las mañanas” como decían mis queridos norteños, nos íbamos todos los días en grupo de 5 a 6 monitores a poner en marcha el “campa” con los niños. Algunos pasaban la mañana con los más peques y otros estábamos con los más mayores (¡de hasta 16 añazos!).  Y tengo que decir que fuesen de la edad que fuesen, pese a todo prejuicio, se podía percibir la misma inocencia y la misma luz que desprenden todos los niños... En algunos se encontraba más escondida que en otros, pero por esa misma razón era algo tan real. Ellos han sido los grandes “culpables” de que cada día fuese un gran aprendizaje. Sí, nos enseñaban (y sin saberlo). Ver en ellos las ilusiones propias de sus edades junto las carencias tan grandes que sobrellevan día a día no ha dejado a nadie indiferente. Vivir en realidades como las suyas no es nada fácil y, aunque haya habido algún que otro momento complicado en la colonia, pesan más las risas que nos han regalado y los momentos en lo que olvidaban lo que traían y volvían a ser niños de verdad.

Cada tarde conocíamos diferentes asociaciones y funciones que lleva a cabo Cáritas en el barrio. Centros como Hontza, Askabide, Hargindegi… nos han acercado a realidades que arrastran estereotipos y prejuicios: drogadicción, personas sin hogar, prostitución, inmigración... Y esto me obliga a volver a lo que mencioné justo al empezar: “No te encalles”. ¡A cuántos de nosotros se nos han caído mitos y recolocado las etiquetas…! Gracias a centros como estos es posible vivir en nuestros días el verdadero mensaje del evangelio. Acoger, hacer nuestras sus realidades, derribar barreras entre nuestra realidad y la suya, y acompañar. “Simplemente” acompañar… y hacer visible a los olvidados de nuestro mundo. La entereza de los voluntarios, la sencillez y humildad de todos a los que hemos visto volcarse por el barrio, haciendo grandes labores  sociales  y  tomando  la  palabra  por  tantos  olvidados..., la  ambición  de todos los inmigrantes que han conseguido llegar a San Fran..., la voluntad de luchar por conseguir los recursos que nosotros tenemos al alcance de nuestra mano..., todo esto me ha llevado a bajar mi bandera y a preguntarme dónde están los límites cuando decidimos querer ignorar todo esto, o a qué estamos esperando para tenderles nuestra mano... ¡hay cosas en esta vida que no pueden esperar!. Y la ayuda es necesaria. Sorprende como hasta los propios inmigrantes que han llegado a San Fran son los primeros en colaborar como voluntarios en sitios como Cáritas.

Dicen que “las segundas partes nunca fueron buenas”, para mí esto no es más que un mito. Volver a tener la oportunidad de ir a San Fran me ha regalado la sensación de “sentirme como en casa” una vez más, gracias a su gente, a sus lugares... a la gran acogida recibida desde el primersegundo... y “sentirse como en casa” es algo que nunca se olvida.Volver a revivir tanto es más que un regalo.Un barrio donde la interculturalidad es la bandera, donde las ambiciones para salir adelante juegan un rol fundamental cada día, donde el compromiso social se palpa es realyverdadero.Un trocito de este mundo que lucha por salir adelante, y que te enseña que no podemos tolerar la indiferencia ante tanta injustica y sufrimiento.

Estos días he tenido muy presente a tantos amigos que estaban dispersos por España o fuera del territorio nacional haciendo experiencias MAG+S. ¡Ojalá seamos capaces y tengamos valor para“complicarnos la vida” a favordetantos!Ojaláquedespuésdelo vivido, sepamos tomar partido en nuestro trocito de mundo para convertir nuestras experiencias en frutos reales y en acciones concretas día a día.Recordando y agradeciendo que detrás de todo esto está nuestro Dios de las pequeñas cosas, y que hace que todo esto sea tan GRANDE. Ahora me toca saber decir adiós a SanFran, a Bilbao... y aprender que el recuerdo de todos los momentos será la semilla para cuidar a los míos y, ya que “adiós” viene de “A Dios”, a Él os encomiendo... ¡que así sea!

¡Gracias, gracias ygracias San Fran!

Cristina Girón

Desde el otro lado…   

Querido voluntario:

Durante diez días hemos compartido hogar. Te has adentrado en nuestro barrio, nuestra casa, nuestra vida… aprendiendo a mirar la realidad que nos rodea con otros ojos. Has mirado San Fran con una mirada de acogida limpia y sin prejuicios. Te hemos visto inmerso en nuestras calles y culturas, disfrutando de la hospitalidad, unión y compañerismo que caracteriza nuestro barrio. Te has puesto en el lugar de todos y cada uno de los que formamos San Fran, empezando por nuestros pequeños en Tximeleta. 

Gracias a tu cariño y entrega, has conseguido que nuestros hijos se levanten de la cama con ganas de empezar el día y que lleguen a casa con sonrisas difíciles de borrar. Nosotros mejor que nadie, sabemos que muchas veces es difícil tratar con ellos, sin embargo, con vuestra paciencia y trabajo, habéis hecho que se olviden durante unos días de las dificultades diarias y disfruten como locos en las Colonias. Cada abrazo, beso, sonrisa, caricia… les han hecho sentir los más especiales del mundo, y eso es gracias a vosotros.

Has mostrado interés en conocer la realidad de la inmigración en nuestro país. Te has puesto en la piel de cada persona que decide abandonar su país, siguiendo paso a paso el difícil camino que tienen que seguir. Has sentido, al igual que nosotros, miedo, frustración, soledad, desesperación… Sin embargo, no te has rendido y has querido seguir conociendo más sobre nuestro barrio.

Cada día de camino a casa has observado a las mujeres de la calle Cortes. Mujeres de distintas edades y culturas que, por falta de recursos, se ven obligadas a ejercer la prostitución. Askabide os ha explicado cómo nos ayudan diariamente con sus distintos proyectos. Gracias a ellos podemos charlar, tomar un café, realizar distintos talleres… sintiéndonos mujeres dignas y con derechos, olvidándonos por un momento de las situaciones de discriminación y violencia a las que estamos expuestas diariamente.

Tu casa durante estos días ha sido un centro muy importante en nuestras vidas, Hargindegi. Éste significa mucho para nosotros, ya que es un espacio de acogida, apoyo y escucha que nos ayuda a seguir adelante. Cada uno de sus trabajadores y voluntarios, nos devuelven la alegría, autoestima y esperanza, facilitando nuestro duro y largo proceso de inserción social. Hargindegi para nosotros es familia.

Abriéndote a conocer la realidad de las personas sin techo, has tenido la suerte de conocer el evangelio hecho carne. Hablamos sin duda de Hontza, centro nocturno en el que se acoge a todas las personas con problema de adicciones y sin hogar, sin importar de donde sean y cual sea su problema. El único objetivo de Hontza es dar calor y cariño a las personas que más lo necesitan. Con un simple café calentito hacen más amenas las solitarias noches en las calles y proporcionan mucha compañía, atención y escucha. Para todas las personas que acuden cada noche, Hontza es su hogar, su única familia.

Tras recorrer brevemente tu paso por nuestro barrio, queremos darte las gracias por estos días en San Fran. Gracias por acercarte a nosotros y escuchar todos nuestros problemas sin juzgarnos. Gracias por quitarte las gafas y ponerte en nuestra piel para comprender todo nuestro sufrimiento, porque en San Fran entras con una mirada y sales con otra muy distinta. Y gracias por haber formado parte de nuestra pequeña familia. San Fran te cambia la vida, por eso, por muchos años que pasen, estamos seguros de que siempre nos llevareis en vuestro corazón. 

Por último, queremos animarte a que sigas luchando por un mundo mejor. Hoy en día, se necesitan jóvenes que levanten la voz y que den la cara, jóvenes cristianos sin miedo a nada… Tú y tus compañeros sois ejemplo de ello.

Eskerrik asko! 

Con mucho cariño, 

Los vecinos de San Fran.

Mamen Millán Gómez-Millán.

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