
Repensar el modo de transmitir la fe
Hoy celebramos la fiesta del segoviano San Alonso Rodríguez (1533-1617) y el cuatrocientos aniversario de su muerte. Su figura nos anima a ver cómo transmitió la fe, a nivel general, en medio de una Europa rasgada por las guerras de religión o por la amenaza turca en el Mediterráneo o por una sociedad dividida por estamentos o, a nivel personal, por el dolor personal de la pérdida de sus seres queridos o por el fracaso de su negocio personal. ¿Qué nos evoca este santo para renovar nuestra fe?
Lo primero es obvio: Alonso vivía desde dentro. Las narraciones que tenemos de su vida nos cuentan que estaba acostumbrado a la oración de forma prolongada. Además, a lo largo del día, recogía su mirada y su corazón para alzarse hacia Dios. Este sentido transcendente centraba y ahondaba una forma de ver el mundo acompañado por Dios. Incluso en diez años largos de noche oscura, mantuvo su corazón en búsqueda hacia Jesucristo.
Lo segundo es sorprendente: vivía su fe hacia afuera desde la pequeñez de la portería de Montesión. Con lo dicho antes, parece que ser santo es solo vida de oración y de ensimismamiento transcendente. Sin embargo, llama la atención que desde una portería fuera capaz de establecer lazos profundos con las personas que pasaban cerca, ricos o pobres, jóvenes o ancianos. Mirar al cielo no le impedía mirar a la tierra.
Por ello, el modo de transmitir la fe de San Alonso consistió en buscar a Dios con otros y junto a otros. La felicidad no está en el aislamiento sino en las relaciones sanas y duraderas, en la capacidad para acercar el corazón al dolor de la otra persona. Como comenta Ruth Whippman, “la felicidad son los otros”. Quizás lo más difícil hoy, tanto a nivel individual, social o político, es precisamente cultivar relaciones sanas, llenas de generosidad y apertura, atentas más a lo demás que a uno mismo. La vuelta a San Alonso puede ayudarnos a pensar que la fe no radica en uno mismo exclusivamente sino en la capacidad para vivir y mezclarse con otros.
Antonio J. España Sánchez SJ