
Feliz Re-Navidad
Soy de los firmes defensores de no sacar el belén hasta la fiesta de la Presentación del Señor (2 de Febrero), y esta opción justifica todo lo que sigue a continuación.
A medida que pasan los años, va surgiendo el sentimiento en estos días post-fiestas, que todo ha ocurrido demasiado deprisa. Entre fiestas, comidas, celebraciones, más comidas, encuentros, más comidas...¡uno termina agotado!
Pero hay también una voz de alarma que se enciende ante el aparente vaciamiento de palabras como alegría, amor, solidaridad, paz...que son repetidas con una intención que no está en consonancia con el Misterio del Amor de Dios Encarnado que celebramos en Navidad. Por eso, y a modo de cierta protesta, me declaro todavía en tiempo de Navidad (siendo cierto que la liturgia todavía nos da un cierto margen).
El Nacimiento de Jesús pone a la gente en camino: unos lo encuentran y le adoran (los pastores, los Reyes...) y otros lo intentan encontrar para matarlo (y por eso ocurre la matanza de los Inocentes). En nuestra vida cotidiana nos ponemos en camino para encontrar al Señor naciendo en el corazón de todos los “belenes” de nuestro mundo (en ciudades o pueblos, en coles o universidades, en los asentamientos de migrantes o en cualquier reunión de pastoral). Y el Señor nos llama a seguir el descubrimiento de este Dios-Niño en nuestra existencia.
Y, también en nuestra vida cotidiana, le ofreceremos al Niño, en las múltiples maneras que se nos revelará, el oro de nuestras capacidades y talentos para servir, el incienso de nuestro ser dispuesto a abandonarse al Padre (en oración y acción) y la mirra de la aceptación de mi pobre condición humana que quiere servir desde lo que es y no desde lo que quiere ser. Una condición que es salvada y sanada por Dios.
Es por eso por lo que os animo a uniros a mi propuesta y protesta: ¡Feliz Re-Navidad!
P. Enric Puiggròs SJ