Vidas que acompañan vidas
La exposición fotográfica 'Vidas que acompañan Vidas', con imágenes de Sergi Cámara, muestra el modelo de acogida comunitaria mediante el que las entidades de la red de SJM tratan de construir sociedades de pleno derecho. La mirada cercana y detallista del fotoperiodista muestra una alternativa de convivencia y avance social basada en la interacción de redes ciudadanas. Sus imágenes de personas de centros del SJM están acompañadas de textos de Sara Sda
“Vidas que acompañan vidas” retrata un modelo de acogida comunitaria tejido por redes de personas.
Acoger, para SJM, es mucho más que proveer de recursos. Es abrazar, conocer y escuchar a cada persona en su individualidad para acompañarla en su proyecto vital. Es crear espacios vivos y horizontales, conformados tanto por equipos profesionales como por quienes llegan y quienes reciben, donde compartir la responsabilidad de erigir una sociedad más justa e igualitaria.
La movilidad es algo intrínseco a la humanidad, migramos desde que salimos del vientre de nuestras madres. Históricamente, los movimientos migratorios han supuesto avances sociales, económicos y culturales. Sin embargo, y a pesar de ser un Derecho Humano Universal reconocido, la migración sigue generando controversia.
Aunque España es considerado un país de acogida, la llegada es, en muchas ocasiones, hostil. La falta de vías de acceso legales y seguras, las carencias en el sistema de acogida o la prolongación de los procesos de asilo son algunas de las principales fronteras a las que se enfrentan las personas que inician este viaje.
“Papeles”, salud y trabajo, pilares fundamentales que sustentan algunos de los aspectos más básicos de la vida, se convierten en grandes trabas para que quienes pretenden habitar dignamente una nueva realidad.
Es en esta situación de vulnerabilidad y vulneración de derechos donde SJM interviene con un enfoque integral, desde la búsqueda de un hogar y la facilitación de herramientas que puedan garantizar a las personas vulneradas su autonomía, hasta el impulso de actividades comunitarias que transformen los territorios receptores de este nuevo vecindario.
Los procesos e interacciones que surgen de este modelo de participación ciudadana crean espacios más amplios de apoyo social y emocional; lugares desde los que construir ciudadanía entre quienes tienen reconocidos sus derechos y quienes están en proceso de tenerlos.
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