
Testimonio de verano IV
Durante el mes de julio un grupo de 60 alumnos de 4º de la ESO de las Escuelas San José de Valencia, junto con 10 voluntarios, profesores y monitores han hecho una parte del Camino Ignaciano, desde Javier hasta Loyola. Aquí os dejamos el testimonio de una monitora:
Camino Ignaciano:
En los diez días que aprovechamos para hacer el Camino Ignaciano a principios de este mes de julio, la pregunta que más me han repetido los peregrinos a los que acompañábamos era que qué me había motivado a volver otra vez dos años después. Cuando manteníamos conversaciones durante las etapas, sobre todo en las cuestas más duras o en los momentos de más cansancio, parecía q1.1e no llegaban a entender qué puede llevar a una persona a realizar todo ese esfuerzo de nuevo, voluntariamente, y con muchas más responsabilidades que la vez anterior. Sinceramente, los primeros días no supe qué responder ylo reduje todo a contestar con una sonrisa y alguna frase de ánimo intentando hacer más llevadero lo que quedaba de etapa.
En nuestro trayecto de Javier a Loyola, los primeros días fueron horribles debido al calor, por el cual nos vimos obligados a acortar algunas de las primeras etapas por el riesgo de a altas temperaturas. Pero una vez pasamos por Pamplona, parece que todo mejoró, las cosas se pusieron a nuestro favor para que pudiésemos disfrutar del Camino en todo su potencial, para poder llevamos el gran recuerdo que ahora tenemos.
Gracias a la forma de funcionar de nuestro colegio, los días en el Camino han estado repletos de actividades, tanto lúdicas, preparadas por nosotras las monitoras, como culturales, con la visita al monasterio de eyre, pastorales y también para reflexionar sobre nuestro día a día, nuestra forma de ser y el mundo que nos rodea, permiténdonos expresar nuestros pensamientos y sentimientos en grupos pequeños de reflexión.
Realmente, me llevo un recuerdo precioso de este Camino Ignaciano.Tengo en la mente el momento preciso en el que, siendo el penúltimo día que íbamos a caminar, y después de una subida terrible, llena zarzas y muchos insectos y con un calor asfixiante, alguien me hizo otra vez la pregunta entre risas y algo de desconcierto. "Pero Laura, ¿se puede saber qué te ha hecho estar aquí? ¡Si tú esto ya lo hiciste en su día! ¿Por qué repites?". No podía no contestar, había reflexionado mucho sobre ello los días anteriores durante las caminatas. Así que me lancé, y con mi mejor sonrisa a pesar del cansancio contesté: "Vosotros”. Y la respuesta que recibí fue otra sonrisa llena de sinceridad.
Justo en ese momento, casi el último día, a punto de volver a Valencia, el Camino Ignaciano recobró todo el sentido para mí de nuevo. Ahí, con esas sonrisas de complicidad sumadas a todas las palabras de afecto, de ánimo, a todos los abrazos, las lágrimas, las risas e incluso algún enfado de los días anteriores, me dí cuenta de que al final el Camino Ignaciano no es en esencia el esfuerzo de caminar durante 1O días. Es algo más. ElCamino son los lazos que se crean y estrechan entre todas las personas que lo hacen posible, es la confianza en personas que acabas de conocer, el cariño continuo, la fluidez de los sentimientos que en nuestra ruta parece que siempre se mantienen algo más ocultos en nuestro interior, y el espíritu de superación y la ilusión que hay en el ambiente.
- Inicio
- Noticias
- De cerca
- Vida en Compañía
- Palabras del provincial
- Fallecimientos
- Semblanzas
- Propuestas
- Publicaciones
- Prensa
- Enlaces
- Documentos
- Agenda
- Buscador
- Intranet