Publicado: Martes, 12 Marzo 2019

Sal Terrae: Las vocaciones seculares

El diccionario de la RAE define “vocación”, en su primera acepción, como “inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente al de religión” y en su tercera acepción como “inclinación a un estado, una profesión o una carrera”. El presente número de la revista SAL TERRAE quiere estudiar la vocación en esta tercera acepción, aunque se puedan hacer referencias a la primera, es decir, cómo orientar la vida vocacionalmente – desde el interior de la persona – cuando la opción que se toma no es la vida consagrada ni la sacerdotal.

En la práctica pastoral, nos encontramos con que lo que el creyente busca habitualmente no es “la voluntad de Dios”, entendida ésta como la llamada de Dios al ministerio sacerdotal, la vida religiosa o el matrimonio. Lo que habitualmente se va buscando es cómo acertar en las decisiones importantes de su vida: cómo aprovechar los propios talentos o capacidades, cómo orientar profesionalmente los intereses personales más relevantes; también qué tipo de familia y qué estilo de vida se quieren tener. Para ello contamos con los siguientes cuatro artículos.

María Esther Prados Megías se pregunta por la vocación humana. Preguntarse por ella apunta, en primer lugar, a la conexión del ser humano con el mundo en el que desarrolla su existencia; luego a bucear en la experiencia que construye la propia biografía, pero, sobre todo, a la búsqueda de un diálogo con Dios y su designio para la vida de cada hombre.

Maite Valls Martí aborda la tarea del acompañamiento pastoral y espiritual en orden al discernimiento de la propia vocación. En esta tarea de acompañamiento suelen surgir algunas cuestiones en las que la persona ha de buscar y hallar la decisión que mejor le acerque al proyecto de Dios sobre ella. Los métodos de elección de los Ejercicios de san Ignacio pueden ayudar y dar luz para acertar.

Andrés Purroy Unanua reflexiona sobre el papel positivo que vivir y actuar de modo vocacional puede tener en el ejercicio de la vida profesional. En la segunda mitad del pasado siglo XX ha ido haciéndose presente una progresiva inestabilidad social hasta el punto de considerarse el cambio como el elemento más estable. Esta nueva situación repercute en el compromiso vocacional de la propia profesión como también lo hace en las vocaciones religiosas.

El matrimonio formado por Belén Santamaría Eraña y Alfonso Salgado Ruiz reflexiona sobre la vida familiar como vocación. Amoris Laetitia es un marco privilegiado para pensar el papel del matrimonio en la construcción de la familia y la sociedad actuales. Y hacerlo desde dos supuestos inexcusables: gradualidad como constatación y criterio, y discernimiento como actitud.

Finalmente, dentro de la serie de este año dedicada a las mujeres y la misión de la Iglesia, Marta García Urquizo, en su artículo, pretende hacer visible y poner en valor la aportación de las mujeres en la tarea pastoral de la Iglesia. Busca rescatar la expresión “genio femenino” acuñada por el papa Juan Pablo II y cargarla de todas las específicas aportaciones que la mujer ha dado a lo largo de la historia en la acción pastoral.

Ver+

 

ver +