Publicado: Martes, 13 Octubre 2020

Revista Sal Terrae: Religión y superstición

Este número de la revista SAL TERRAE pretende explorar la frontera que separa la verdadera religión de la superstición. Parte del convencimiento de que el ser humano necesita creer en algo trascendente, pues “el deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí” (CIC nº27). En nuestra sociedad, muy influida por las ciencias positivas y tecnificada como nunca lo estuvo antes en la historia, quizá se halla tan presente lo mágico por la necesidad de búsqueda de sentido y la insuficiencia de la religión organizada para dar respuesta a este anhelo. Además, dado que tenemos la experiencia de manipular algunos aspectos de la realidad, especialmente lo que se refiere al mundo físico, ¿pensamos que podemos manipular ciertas fuerzas superiores, que no dominamos pero que afectan a nuestra vida? Nuestra inseguridad existencial alimenta la ilusión de poder controlar ciertos fenómenos a través de determinadas prácticas y mucha gente es capaz de vivir sin contradicción la creencia en la magia y la fe. Finalmente, la secularización reinante también ha contribuido al auge de la magia en nuestro mundo – se consultan adivinos y médiums a veces incluso en los medios de comunicación – pues como ya escribió G. K. Chesterton “cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa”.  Para ello contamos con los siguientes artículos:

En primer lugar, Pedro Rodríguez Panizo analiza la diferencia entre superstición y religión desde la luz que aporta la esencia auténtica de la religión. Desvela el carácter desfatalizador del mundo y de la historia que ha supuesto el cristianismo, así como su capacidad para discernir y liberar de los nuevos rostros de la superstición y la idolatría.

Daniel Cuesta Gómez, S.J. se fija en los “excesos de la religión”. Acude al pensamiento de Plutarco y a la teología de Santo Tomás de Aquino para acercarse, en un segundo momento, a algunos de los excesos de la religión que existen en nuestra sociedad. En concreto, los que tienen que ver con la piedad popular, con el mundo de la magia, con la naturaleza y también con la pastoral y la acción social. 

Paula Depalma señala la importancia que tiene una correcta comprensión sacramental para que la teoría y la praxis no desemboquen en ritos mágicos que no tienen mucho que ver con las dimensiones comunicativas y existenciales de la celebración cristiana. Señala algunas prácticas concretas con peligro de desviarse hacia lo mágico por su pretensión de poder y de control y analiza algunos cauces de renovación que promueven una vivencia sacramental liberadora, evangelizadora, centrada en la Palabra y con la fuerza simbólica que exige el dinamismo cambiante de la sociedad actual.

Como contrapunto a los peligros de la superstición José Ramón Busto, S.J. expone algunas características que configuran la fe de modo que pueda considerarse madura y adulta. Son las siguientes: una respuesta en libertad a la revelación divina, razonable ante el misterio, personal y eclesial, gratuita al tiempo que comprometida, que tiene por objeto exclusivamente a Dios y que se manifiesta en la oración y la esperanza y se hace operativa por la práctica de la justicia y el ejercicio de la caridad.

Dentro de la serie dedicada este año a los Diez Mandamientos, José Manuel Burgueño reflexiona sobre el valor que representa el octavo mandamiento en una sociedad que tantas veces acepta la mentira, convive con ella y la justifica. Sabemos quién es el padre de la mentira, según dice el evangelio de Juan (8,44), que está detrás de tanta maldad: falsos testimonios, difamaciones, calumnias o maledicencias que a menudo roban reputaciones y matan socialmente. Los cristianos, seguidores de Jesucristo, que es la Verdad, no somos hijos del Maligno, sino que hemos sido hechos hijos de Dios por el Espíritu Santo.

Finalmente, de modo excepcional, José M. Margenat, S.J. ofrece una breve semblanza de Joseph Moingt, uno de los grandes teólogos contemporáneos, con motivo de su fallecimiento a los 104 años en París el pasado 28 de julio.

Más información

ver +