Publicado: Viernes, 05 Noviembre 2021

Sal Terrae: España, tierra de misión

La situación de la Iglesia en España ha cambiado mucho en las últimas décadas. De ser el país que más misioneros aportaba a la Iglesia universal y en el que una amplísima mayoría de ciudadanos se confesaba católico se ha pasado a una situación de secularización, coincidente, por otro lado, con la que vive la mayor parte de Europa. Los datos estadísticos que dan fe de la decadencia en la que estamos son de sobra conocidos. Este número de SAL TERRAE pretende reflexionar sobre qué hemos de hacer y cómo hemos de actuar los creyentes para cumplir el mandato del Señor de enseñar a todos a guardar lo que él nos mandó (cf. Mt 28,20).

 Diego M. Molina, S.J. pone de relieve cómo en la Eclesiología desarrollada a raíz del Vaticano II la Iglesia ha tomado mayor conciencia de que su esencia es la misión evangelizadora. El proceso de secularización que ha vivido durante las últimas décadas la sociedad española nos habla también de un cierto fracaso de la Iglesia. A partir de ahí el artículo reflexiona sobre algunas consecuencias prácticas para la vida de las comunidades cristianas a fin de que sean comunidades misioneras.

 Pedro Rodríguez Panizo se centra en la actual situación española de crisis de fe para ver en ella un momento de gracia, una invitación a poner todas las funciones eclesiales, sus instituciones y personas en estado de misión, superando las tentaciones del pragmatismo, del falso mesianismo o del clericalismo, recuperando así la alegría del Evangelio a la que convoca el papa Francisco.

 Dado que sin misión no hay Iglesia, Abel Toraño Fernández, S.J. saca la consecuencia de que de la dimensión misionera de la Iglesia participamos todos los bautizados. En los momentos actuales esta misión de todos los cristianos cobra especial relevancia en las familias, en la vida religiosa y en las comunidades parroquiales y locales.

 Al hilo del magisterio del papa Francisco María del Pilar Silveira describe las características de una Iglesia “en salida”. El proceso de conversión y reforma de adentro hacia fuera ha seguido avanzando, también en este tiempo de confinamiento a causa de la pandemia. Esto nos muestra que el Espíritu sigue obrando e invitando a salir de nosotros mismos hacia los demás.

 Fernando Millán Romeral, O. Carm. en el último artículo de la serie dedicada este año a la Eucaristía, muestra cómo la frase final de la celebración eucarística – podéis ir en paz - no es tanto una despedida como un envío. Pues la Eucaristía remite a la vida diaria y envía al creyente a anunciar la salvación celebrada y a ser semillas del reino anunciado por Jesús.

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