Sal Terrae: El sentido del humor
Tras la pandemia, la guerra de Putin, la inflación, la crisis económica y la crisis política que nos afecta, parece que vamos a necesitar, cada vez más, un poco de sentido del humor, porque de otro modo acabaríamos deprimidos. Dedicamos al sentido del humor el presente número de la revista SAL TERRAE pues el humor nos permite vivir con garbo la distancia que suele existir entre nuestros ideales y la dura y testaruda realidad que vivimos. Por eso el humor tiene también su dimensión religiosa pues gracias a él vivimos sin frustración la distancia que media entre la salvación que ya hemos recibido y nuestras pobres realizaciones humanas a menudo tan distantes de ella.
En primer lugar, Dani Alés aborda las dificultades para analizar la comedia, enumera las principales teorías sobre el humor, se asoma a la hermenéutica del chiste a partir de las diferencias entre que sea bueno, que sea gracioso y que haga gracia, aterriza en el análisis retórico de tres ejemplos concretos, y termina reflexionando en torno a la paradójica genética trágica de la comedia, su naturaleza relativizadora y cómo afecta tanto en su creación como en su interpretación los límites que una sociedad civilizada impone.
A continuación, Junkal Guevara examina la presencia del humor en sus distintas formas en los relatos bíblicos. Aunque con frecuencia los textos de la Sagrada Escritura se interpretan únicamente de modo sesudo, sin embargo, no se puede negar que no faltan en loa textos bíblicos relatos, personajes, palabras y expresiones en los que se deslizan deslizan perspectivas que ayudan a enfrentar las paradojas de la vida con humor para no dejarse derrotar por la tragedia.
Dolores Aleixandre pone de relieve que el humor implica un cambio de perspectiva que, puede generar desajustes y sorpresas. Requiere flexibilidad mental y su mejor versión sería la de una lucidez indulgente que permite aproximarse a diferentes ámbitos, también los eclesiales para contemplarlos con ojos críticos a la vez que cordiales.
Elisa Estévez López escribe sobre la sabiduría diferente que despierta en el ser humano energías al servicio de la vida y al crecimiento espiritual. El humor muestra que las cosas pueden verse y vivirse de formas diversas, lejos de las rutinas y hábitos cotidianos, es factor de resiliencia, relativiza lo terrible de la realidad, flexibiliza las rigidices, estrecha vínculos, y, en fin, nos puede acercar a un Dios amable y sonriente.
Iniciamos en este número la serie que dedicaremos este año a una serie de películas relevanes. No pretendemos hacer crítica cinematográfica sino dar qué pensar de la mano de algunas películas de temática religiosa y/o profundamente humana. Pedro Rodríguez Panizo comienza con la obra maestra de Carl Theodor Dreyer, Ordet, La Palabra, de 1954-55, basada en la obra homónima de Kaj Munk.