Semblanza del H. Miquel Rosique SJ

De Miquel,--como en el caso de Jesús de Nazaret, a quién él conoció y a quién siguió toda la vida-- de sus primeros treinta años, no sabemos nada. Fuimos connovicios a principios de los sesenta. Él tenía quince años más que nosotros: por eso, cariñosamente, le llamábamos “el viejo”. A él le hacía gracia. Supongo que nos veía a nosotros como unas criaturas de diecisiete años, él que ya era un hombre maduro. Pero nunca nos explicaba nada de su vida pasada. Un misterio. Por eso solo podemos recordar los años de su “vida pública”. Una vida muy discreta por cierto. Una vida de servicio sin buscar ningún tipo de protagonismo. Aquel silencio de sus años anteriores a la Compañía, también se acabó con diez años de largo silencio al final de su vida.

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