Semblanza del P. Joan Travé SJ

Despedimos a Joan Travé, recordando su vida y agradeciéndola a Dios en esta Eucaristía.

HUMANIDAD. Todos los que hemos conocido y tratado a Joan en diferentes lugares coincidiremos, seguramente, en que era persona cercana, amable, interesada por todo, llena de humor, que inspiraba confianza... Lo que nos describe san Pablo en la lectura que hemos escuchado: "gente de buen trato... interesados ​​por todo lo que es verdad, justo, limpio, amable, de buena reputación, virtuoso y digno de elogio".

Su “seny”, su profundidad y espíritu crítico hacían de él una persona que ayudaba a entender muchas cosas de la sociedad y de la política. El buen sentido lo hacía hombre de consejo. Su humor, que siempre provocaba la sonrisa y nunca caía en la payasada o bajada de tono, ponía aceite en muchas conversaciones y en muchas situaciones difíciles. Un talento abierto a las diferentes maneras de pensar, pero con un pensamiento personal propio. Muy sencillo, pero nada ingenuo. Nunca extremaba las cosas, muy lejos tanto de entusiasmos fáciles, como de derrotismos simplistas. Siempre atento con todo el mundo, con una gran capacidad de tratar todo tipo de personas con naturalidad y estima, fueran intelectuales, empresarios u obreros. Un "homo universalis", dirían los antiguos. Con él podías hablar de política y de teología, de cine, teatro o fútbol (aquí su humor ¡subía de tono!), de jesuitas, de economistas, de actores de cine o de teatro, o de la última novela importante... su presencia garantizaba en un grupo o en una comunidad la buena conversación, el interés, la amabilidad y un buen ambiente. Con Joan todos se encontrabana gusto.

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