Semblanza del P. José Mª Ellacuría Beascoechea

Desde sus orígenes hasta el día de hoy, la Compañía de Jesús se ha distinguido por sus miembros “misioneros”, enviados por todo el mundo en misión para evangelizar a los pueblos. Llama la atención que desde San Francisco Javier el atractivo de China ha tenido una resonancia especial entre los jesuitas. Después de muchos años de desierto y de pruebas y otros pocos años más favorables, en 1958 se estableció la nueva Provincia jesuita del Extremo Oriente, de composición internacional, con 710 jesuitas. En 1968 el P. Miguel Chu Li, primer Provincial chino, contaba con un buen grupo de jesuitas que trabajaban en varios países, concretamente con 291 jesuitas en Taiwán. Era la generación del P. Arrupe. Un número considerable de estos jesuitas provenían de la Provincia de Loyola o de Castilla Occidental. Por citar solamente algunos que pueden resultarnos más cercanos o conocidos: Adolfo Nicolás, íntimo amigo del P. Ellacuría, Ismael Zuloaga, Fernando Larrañaga, José Oñate, José Antonio Micieces, Elías Cerezo, Roberto Villasante, Alberto Nuñez, Ramón Arrizabalaga, etc. Y José María Ellacuría Beascoechea, que ha sido uno de los últimos, de aquel grupo de pioneros, al ser llamado a la Casa del Padre, el 9 de diciembre de 2020.


José María Ellacuría nació en Portugalete (Bizkaia), en 1928, dos años antes que su hermano Ignacio, el cual murió asesinado, en 1989, junto con otros cinco jesuitas y dos colaboradoras que trabajaban con ellos en la Universidad de la UCA, El Salvador. Sus padres, Ildefonso Ellacuría y Lucía Beascoechea, tuvieron cinco hijos, todos varones, y los educaron con un cierto estilo elegante, pero austero. El padre fue un notable oftalmólogo del lugar.


José María Ellacuría estudió bachiller en el internado del colegio de los Jesuitas de San Francisco Javier, en Tudela (Navarra). A los 20 años ingresó en el noviciado jesuita de Orduña. Eran tiempos de muchas vocaciones religiosas, sacerdotales y misioneras. Comenzó los años de formación siguiendo el recorrido habitual de los jesuitas de su tiempo: noviciado, juniorado, filosofía. Y en 1956 fue destinado a la Provincia de Extremo Oriente, que por decisión del P. Arrupe, se llamó “Provincia de China”, a partir de 1970.

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