Semblanza del P. Prudencio Fernández-Regatillo

El 4 de junio falleció en Villagarcía de Campos el P. Prudencio Fernández-Regatillo. Su perfil social y figura sonriente de la última etapa coincide con la figura que conocí en agosto de 1946 en Salamanca al comienzo de su vida en la Compañía de Jesús. Él estaba terminando ya su segundo año de noviciado. Yo formaba parte de un grupo de nueve candidatos recién llegados, calificados con el peculiar y casero nombre de primerines. A todo nuevo candidato se le asignaba un novicio experimentado en funciones de introductor y acompañante en las costumbres del nuevo género de vida y por eso recibía el nombre de ángel. Aquel nuevo grupo fue considerado muy numeroso y recibió en consecuencia dos introductores, dos “ángeles” con los nombres de Fernández-Regatillo y Álvarez Bolado.

Regatillo era un espíritu comunicativo y familiar, de reacciones primarias, detallista y con sentido del humor. Con esas buenas formas contagiaba de confianza y presentaba la nueva vida del noviciado como algo gratificante. Pocos días más tarde de mi llegada a Salamanca, emitió los votos del bienio y pasó a la etapa de estudios de las humanidades clásicas (juniorado). No fueron, sin duda, sus mejores años. Probablemente sufrió mucho, pero en silencio. Entre el camino de las ciencias o las letras, Regatillo se inclinó siempre por las ciencias. Se le daban mejor los números que las letras. Los cargos desempeñados posteriormente en su vida fueron el administrativo y el docente, pero nunca jamás el de la pastoral hablada. (directa)

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