
Semblanza del P. Juan Bautista Boj Rufas
Hace unos días celebrábamos los 100 años de vida del P. Boj. Hoy celebramos el comienzo de una nueva vida, la definitiva, para siempre, junto a Dios.
Hemos escuchado las lecturas de la Palabra de Dios de la liturgia del vigesimosexto domingo del tiempo ordinario. En el Evangelio Jesús nos presenta dos hijos a los que el padre envía a trabajar a su viña. Uno le dice “no quiero”, pero luego va. El otro le dice “voy”, pero no va. El P. Boj no es ninguno de los dos. Él, desde el principio, al escuchar la llamada del Señor, con veinte años, dice que va, entra en la Compañía de Jesús y permanece en ella durante toda su larga vida, ochenta años como jesuita y 65 como sacerdote.
Como nos ha dicho San Pablo en la segunda lectura: “Manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por envidia ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús”.
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