Semblanza del P. Antonio Castillo

Antonio Castillo Fernández, nació en el mes de mayo de mil novecientos treinta y ocho, en el precioso pueblo de la provincia de Jaén, con un castillo que domina la visión del pantano del Tranco. En una ocasión, tras la Pascua en Úbeda, subimos con él y nos mostró con orgullo la belleza del paisaje de su tierra natal, enclavado en el conjunto de las tres Sierras jienenses Segura, Cazorla y las Villas.

Nacido en una familia humilde y de honda religiosidad, una pequeña anécdota como icono, nos puede adentrar en ella: Antonio entró en la Compañía de Jesús y, a los pocos años de su ingreso fue destinado al Paraguay, Vice-Provincia entonces de la Provincia Bética. Comida familiar de despedida el día antes del viaje, pensando, como era entonces, que tardarían mucho años antes de verse de nuevo o que, incluso, pudiera haber fallecido la madre. No fue así, las cosas cambiaron y regresó del Paraguay unos diez años después. Comida familiar llena de alegría por el regreso de Antonio. Éste ve en su puesto de la mesa que hay una servilleta que envuelve algo, la abre y encuentra unos trozos de pan duros y pregunta a la madre si no hay pan tierno. Respuesta de la madre: sí, lo hay, mira que hermosa hogaza; esos, hijo, son los pedacitos de pan que dejaste en tu comida de despedida.

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