
Semblanza del P. Ángel Ramón Sánchez del Nozal
Este jesuita, compañero de misión, ejemplifica, de alguna manera, la fortaleza del tejo centenario que se contempla por la Sierra de Urbión. En una de las veces que fuimos de excursión comunitaria a la Laguna Negra, recuerdo que el P. Sánchez del Nozal lo
señalaba como una especie única, sólido en su tronco, fuerte en sus ramas y medicinal en sus frutos. Está en medio de una pendiente, se distingue de los pinos y de los robles del bosque soriano y llega mucho más alto que cualquiera de los otros árboles. Así, quizás, podríamos ver al P. Nozal: asentado fuertemente a la tierra y en medio de otros muchos que participan de la misma vida en la Naturaleza y en Dios.
Al ponerme ante este jesuita, lo primero que me surge es que a él no le gustaría que le dedicáramos muchas palabras de elogio. Ni en su aniversario de cincuenta años de jesuita en el 2004 ni en las bodas de oro de su ordenación sacerdotal en 2018 quiso que se celebrara nada especial. Se podía entrever que no deseaba ser tenido en cuenta, bien por cierta timidez, bien por no querer ser protagonista entre jesuitas o conocidos. Luego, no le quedaba otro remedio y disfrutaba de la celebración. Dentro de su popularidad educativa y pastoral, deseaba pasar desapercibido, aunque fuera más bien difícil por la cantidad de personas que pasaron por su aula o su patio o sus excursiones y que le hicieron enormemente querido.
Seguir leyendo aquí: Necrológica P. Ángel Ramón Sánchez del Nozal