P.Antonio Cruz SJ. El sueño de transformar el mundo desde el trabajo en comunidad
Nacido en Barakaldo (Sestao) Bilbao, lleva algo más de cuatro años en el Colegio de Villafranca, donde ya estuvo un año como maestrillo durante su etapa de formación. Su trato cercano a los alumnos, especialmente en ESO y Bachillerato, las experiencias compartidas con ellos en la pastoral diaria, en los Retiros o el Camino de Santiago, dejan algunos de los mejores momentos de esta etapa en sus recuerdos.
Estudié en el Colegio Virgen de Guadalupe (Badajoz) y en 4º de Formación Profesional empezamos a tener unos Ejercicios Espirituales, yo no había tenido experiencia de Dios antes pero en la oración sencilla del Salmo 139 me sentí conocido por Dios, descubrí que había Alguien que me conoce y al sentirme conocido profundamente por Alguien fue el primer momento o motor para intentar ordenar mi vida. Fueron años complicados en la etapa de la apertura a la Democracia, la relectura de esos años es del desorden al orden. Por eso el conocimiento interno de Dios me abrió la puerta para empezar a intentar conocerle a Él. Desde ahí empecé a vivir una historia sencilla, comunitaria, de parroquia.
En el Colegio no había Pastoral, que estaba en la Parroquia, nos fuimos haciendo amigos en el Señor, los compañeros de clase empezamos a vivir con el sueño de ir transformando la comunidad, fuimos catequistas, preparábamos la liturgia del domingo y de forma sencilla empezamos a entrever que nuestra vida era también para los demás.
2. - La vocación desde su experiencia personal.
Bueno, el primer momento importante gira en torno a ese texto del que hablábamos, el Salmo 139.
El segundo momento importante, transformador, fue el paso a la Misión, enterarme qué pretendía la Compañía en el mundo, a través de las palabras del P Arrupe en la Congregación Fe y Justicia, que fue marcando el proyecto desde la vida del noviciado. Una tarde en torno a otro texto, las Bienaventuranzas, experimenté un nuevo conocimiento interno de lo de Dios. Entonces sueñas con un mundo diferente, construir la paz, la justicia, pero además el deseo profundo de elegir para toda la vida, en fidelidad. Esto me llevó a los votos.
Y el tercer momento de cambio profundo fue antes del sacerdocio, lo viví en Colombia. El otro texto que me cambió, porque fue aún más intenso, fue del Libro de Ruth, te lleva a la tremenda ternura, “No me pidas que te deje, no me pidas que te abandone, yo quiero vivir contigo, ir donde tú vayas, tu pueblo será mi pueblo, tu Dios será mi Dios”. Me llevó a terminar mi formación con la tercera probación como momento final de este proceso. Desde ahí vivo mi vida en la Compañía.
3. - Hablemos de Villafranca, ¿qué ha supuesto el Colegio San José dentro de su pertenencia a la familia jesuítica?
Yo no conocía a la comunidad con la que vine a vivir pero las experiencias con ellos son de amigos en el Señor. La maravilla de Dios y la Resurrección. Tras la muerte de Paco López y del Hermano Fernando, ver a la gente aplaudiendo a tus hermanos el día de su marcha al Padre es de lo más bonito que te pueden regalar. Hay aquí mucha gente buena y que sabe de Dios, que se aproxima a lo que Dios quiere de ellos, y eso es un sueño. Villafranca es un oasis en lo de Dios, no por lo que hacemos sino por lo que sentimos juntos, la misión compartida es fácil de entender aquí.
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