Publicado: Lunes, 26 Noviembre 2018

Despedida al Hermano Benito tras 42 años en la portería de la comunidad de Cartuja (Granada)

Muy querido Benito:

Hasta las piedras gritarían si esta casa y esta comunidad te despidiera hacia tu nuevo destino en Málaga, sin agradecerte en voz alta, y con todos presentes, el inmenso servicio, evangélico e ignaciano, que has prestado, durante tantos años, entre estas paredes y bajo estos techos, desde la portería… tu portería.

La convertiste en un lugar sagrado, un pequeño templo o santuario porque Dios está donde hay espíritu y verdad. Y tú los repartiste y expandiste desde allí a raudales, a manos llenas. Espíritu de fraternidad, de ternura, de servicialidad autentica, nada que ver con el servilismo. Siempre salía de tu corazón…era evidente. Atento al detalle. Adelantándote a cada posible necesidad de cualquiera de nosotros. Y atendiendo a cada visitante como si del Señor se tratará. Al estilo de Alonso Rodríguez, el de aquel “voy Señor” que convertía en experiencia mística cada encuentro con cualquier visitante o con cualquier compañero o cualquiera empleada o empleado.

Sí, eso has sido para nosotros todo estos años: otro Alonso Rodriguez, otro hermano Garate vivientes.

Tu inteligencia práctica la pusiste al servicio de tu amor detallista. Cada miembro de esta comunidad y cada empleado o visitante,  en cualquier etapa de las que has vivido aquí, se lleva, en su memoria y en su corazón, mil detalles tuyos de finura y elegancia evangélica. Nos hemos sentido todos, “mimados” por tí durante tantos años que has vivido aquí. Has sido un bálsamo de paz y disponibilidad. Te tenemos todos autentica devoción, Benito. Sí. Esa es la palabra: “devoción”. Eso nos inspiras. Nos acercas al Corazón de Jesús, que no es otro que el corazón del Buen Samaritano. Has curado muchas heridas (quizás invisibles) con tu sonrisa y tu solidaridad.

No será fácil acostumbrarnos a tu ausencia física entre nosotros. Nos dejas un enorme vacío. Y una huella de evangelio puro.

Pero hay algo más: nos dejas el regalo de tu fe.. Has sido y seguirás siendo un creyente convencido en el Dios de Jesús. Un hombre profundamente religioso, invadido de Dios. Y esa fe, esa experiencia interior, sí que nos mantendrá unidos a pesar de la distancia física y tu ausencia de nuestra cotidianidad.

Gracias, mil gracias, querido Benito. Nos dejas huérfanos pero consolados. Has bendecido y santificado nuestra casa y nuestra comunidad con tu presencia. Nos has conquistado y robado el corazón para siempre. Recibe un inmenso abrazo de cada uno de nosotros.

Nota: texto escrito y leído por Esteban Velázquez, compañero de comunidad de Benit, en el comedor de la Comunidad de Cartuja (Granada) el lunes 12 de Noviembre . Tres días antes de la partida del Hermano Benito Rodriguez Gómez hacia la comunidad y enfermería de Málaga tras 42 años como portero y encargado de huéspedes.

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