Publicado: Domingo, 09 Junio 2019

La alegría de poder compartir

Durante la etapa del Noviciado en la Compañía de Jesús, vamos siendo más conscientes del misterio que inunda nuestro día a día. Aprender a vivir agradecidos a Dios Padre por todas las cosas y todos los misterios donde lo encontramos, es una tarea que vamos interiorizando y que San Ignacio asimiló ya en Manresa. Poder compartir como compañeros este camino es una alegría que nos colma el alma, facilitándolo y haciéndolo apreciable.

El pasado viernes 31 de Mayo, viajamos a Madrid para compartir la alegría de la ordenación de nuestros compañeros Carlos y Roberto. Acompañamos a Darío Mollá SJ al aeropuerto de  Bilbao para tomar su vuelo a Valencia. Darío nos regaló durante la semana pasada parte de todo lo que en su camino como jesuita ha ido aprendiendo de la Espiritualidad Ignaciana. Concretar rostros de hombres que van entregando su vida por la causa de Jesús, nos enciende aún más el deseo de seguir y ayudar a Cristo en su misión, de construir un mundo más justo allá donde haga falta.

Juntos los tres novicios, en nuestro sencillo coche, viajamos hasta Madrid, compartiendo canciones y anécdotas. Hicimos una parada en Aranda del Duero (Burgos) para pasear y poder tomar nuestro bocata, y así llegar a la capital donde nos esperaba el Maestro, para alojarnos en la Comunidad de Ventilla nº 103. El calor en Madrid era mucho más notable que en San Sebastián, pero verdaderamente fuimos conscientes de que el fin de semana ardería por otro motivo.

Aquella noche de viernes, comenzamos a poder compartir nuestra vida con aquellos compañeros que están estudiando teología en Comillas y que, al igual que nosotros, se sintieron en su día y se sienten hoy, llamados por Jesús. Este "poder compartir", es pura gracia que se confirma cuando nos sentimos cómodos y alegres en conversaciones en las que se transmite la alegría de ser jesuitas.

El sábado fue el gran día de celebración para nuestra Provincia. Nos invitaron a unirnos al coro que animaría la ceremonia que presidió el Cardenal y Arzobispo de Madrid D. Carlos Osoro. En él había laicos y también escolares jesuitas, mujeres y hombres, que uniendo sus voces intentábamos ayudar a crear un clima de oración y también así, compartir nuestra alegría por la vida de Carlos y Roberto. La emoción y la ilusión de ellos, rápidamente nos fue contagiada y unidos en oración pudimos sentir y compartir, la alegría de que este Cuerpo Apostólico llamado Compañía de Jesús contaba con dos sacerdotes más para contribuir a la causa del Hijo de Dios, que es la nuestra. Roberto abrazó con fuerza a su madre y Carlos bromeaba con sus pequeños sobrinos. Efectivamente, la Parroquia de San Francisco Javier ardía.

El domingo por la tarde, volvíamos a San Sebastián muy cansados pero verdaderamente emocionados y agradecidos por todo lo vivido. La alegría de poder compartir con los compañeros nuestros sueños para este mundo, nos afianza en la vuelta a la distribución ordinaria de nuestra casa. En pocos días, sabremos nuestros destinos y misión para este verano, en el que sin lugar a dudas, será una nueva oportunidad de poder compartir la alegría de ser seguidores de Jesús, y solo Dios sabe, si podremos hacerlo contigo.

Blog del Noviciado San Francisco Javier

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