Coronavirus: Un hospital de la Compañía en el Corazón de África
Como muchos sabéis, tuve el privilegio de realizar mi etapa de magisterio como médico en Chad, en el hospital Buen Samaritano de N’Djamena, capital de uno de los países más pobres del mundo. Además de ocuparme del servicio de Medicina Interna y Enfermedades Infecciosas, mi labor consistió en formar a un grupo de jóvenes chadianos para que tomaran el relevo y así dar continuidad a un proyecto que antes se apoyaba casi exclusivamente en cooperantes extranjeros. Desde entonces, sigo yendo cada verano a este hospital para desarrollar proyectos que mejoren las condiciones del hospital y continuar con la labor formativa de nuevos médicos, enfermeros y matronas.
Hace unas semanas recibí una llamada de teléfono de mis compañeros jesuitas y colegas médicos. Alarmados ante la situación mundial del coronavirus, pedían ayuda para responder adecuadamente a una crisis que ya afectaba a varios países africanos.
Nuestra primera reacción fue poner en contacto algunos médicos españoles con experiencia en COVID con nuestros médicos chadianos trabajando en el Buen Samaritano. Juntos elaboramos unos protocolos de tratamiento que se adaptaran a los recursos disponibles localmente. Ese simple gesto ya sirvió para que se sintieran parte de una comunidad científica que batalla contra este desafío nuevo para todos.
En segundo lugar, nos pusimos en marcha para conseguir material sanitario con el que hacer frente a la epidemia. Finalmente, gracias a la generosidad de muchos, se consiguieron destinar unos fondos económicos que están sirviendo para producir localmente solución hidroalcohólica, máscaras de tela y comprar medicación básica.
En medio de mucha incertidumbre, es una buena noticia que merece ser compartida. La respuesta de unos y otros, el sentirnos parte de una misma lucha, ha generado una dinámica muy dignificante para las dos partes. La Compañía, con su complementaria labor sanitaria y educativa, hace frente a esta epidemia en uno de los lugares más vulnerables del planeta.
Carlos Gómez-Virseda SJ