Publicado: Lunes, 15 Junio 2020

Montesión: Excursión de comunidad a Son Serra de Marina

Desde el 17 de Marzo, 2020, nuestra Comunidad como tal, vivía en confinamiento como todo el archipiélago balear. Teníamos, eso sí, en disfrute como pocos, largas azoteas con grandes vistas a la ciudad de Palma y a su hermosa bahía, diversos patios del colegio, el antiguo claustro de San Alonso y amplias salas para discutir o regocijarnos. A la larga, sin embargo, ese halagador encierro se hizo para todos largo, tenebroso y pesado para nuestros miembros corporales y también para el espíritu. Necesitábamos salir.

Y fue así que ya con más abertura de parte de la Presidenta de Baleares, nos animamos a dejar nuestra clausura y emprender ruta. El día: jueves, 28 de Mayo, 2020.

Esta comunidad, como otras, posee un lugar maravilloso para abrirse a los grandes espacios. Lo consiguió para esta casa el fallecido y recordado. P. Guillermo Mateu. Se trata de una donación de una señora para que nuestra Comunidad pudiera disponer de un sitio recogido, pero abierto a los cielos y al mismo tiempo a la naturaleza. Por tanto y en primer lugar, iba destinado a que alumnos de nuestro colegio pudieran llegar a un lugar recogido, donde, permaneciendo allí fines de semana, encontraran sosiego, paz del alma y tiempo de reflexión, a la vez que abrirse al espeso bosque y a un mar más azul y más limpio. La comunidad encargó al Colegio la gestión del albergue. Este lugar, situado en el centro del litoral de la Bahía de Alcudia viene a ser el centro de la cara de Mallorca que mira al norte, mientras la Bahia de Palma, masificada de hoteles, residentes y turistas, dirige su vista hacia el sur. Ese encuentro inesperado con ese lugar tuvo lugar casi hace unos 40 años. Y, fallecido el P. Mateu, está como encargado y responsable del lugar, un amigo nuestro, casado, que vive en la población cercana de Santa Margarita.

En resumen, podríamos decir que este sitio, que ha ido con el tiempo modernizándose y ampliando sus salas, jardines y patios, recibe prácticamente todo el año, no sólo alumnos y familias de nuestro colegio, sino también grupos de otros colegios y por tanto de diversas ciudades y pueblos de Mallorca. Su capacidad es para un centenar de personas, con dormitorio para chicas en un segundo piso y otro para chicos en un primer piso. Cuando la cantidad de alumnos o visitantes es mucha se pueden levantar tiendas de campaña. Existe un amplio campo de futbol. La casa se encuentra a un quilómetro de la playa.

Todas estas referencias explicadas no son obstáculo para que la comunidad pueda encontrar de vez en cuando un día libre para que, como en este día que hemos indicado, podamos encontrar allá un día de solaz, diversión, caminata, aire puro, un pinar majestuoso, el canto de pájaros i el olor a resina del pino mediterráneo. Faltaba decir que esta casa no tiene vecinos de ninguna clase ni pasantes por el lugar. Todo es nuestro. Es un lugar ecológico protegido. Sólo las tortugas juegan a escondidas con nosotros y los jilgueros cantan a rabiar cuando nos ven. A todo lo dicho hay que añadir --y con eso terminamos-- que si uno lleva consigo un buen cocinero y mira de reojo el cielo, la dicha además de ser corpórea es, sobretodo, espiritual e ignaciana.

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