Publicado: Viernes, 19 Junio 2020

«El coronavirus está destapando la impunidad y la ausencia absoluta del Estado»

El jesuita Rafael Lería (Málaga 1970) lleva más de dos décadas acompañando comunidades indígenas de América Latina. En la actualidad acompaña pueblos del noroeste del estado de Mato Grosso, en la Amazonía brasileña. Desde allí ha hablado esta semana en el programa «Trece te acompaña», mostrando la preocupación con la que se vive la expansión del coronavirus en aquel país.

Conociendo los estragos que causa la gripe común, el coronavirus puede suponer «una catástrofe» entre los indígenas. En muchas aldeas «no hay ni un paracetamol, y el médico llega una vez al mes». Los indígenas viajan a las ciudades para adquirir bienes que no producen, por lo que existe riesgo de que se contagien. En caso de que la pandemia llegara a esos pueblos, el hospital más cercano puede estar a dos o tres días de navegación, y eso si en la aldea hay lancha y combustible. Además, esos centros sanitarios de pequeñas ciudades suelen tener a lo sumo dos o tres camas con respiradores. Lería denuncia la «ausencia total y absoluta del Estado», una situación cuyas consecuencias el coronavirus no hace sino agravar. Muy crítico con el gobierno de Bolsonaro, denuncia que «el agronegocio, las madereras y la minería ilegal son más importantes que la vida del ser humano».

Y, a pesar de todo, Lería expresa la vitalidad, esperanza y alegría de los pueblos indígenas, además de recordarnos todo lo que podemos aprender de ellos: son pueblos que nos muestran formas de vida no sometidas al consumismo desmedido, y basadas en el respeto a todos los seres vivos.

Lería también se refiere al trabajo que realizan los misioneros con otros grupos humanos empobrecidos de la zona, como los inmigrantes haitianos que residen en las periferias de las ciudades. Confía en que el coronavirus nos muestre que «todos somos hijos e hijas de Dios»: los negros, los indios, la gente de la calle... «si Jesús ha venido para darnos vida digna, tenemos que seguir luchando para decirles a ellos que son los preferidos de Dios».

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