Publicado: Miércoles, 17 Febrero 2021

Carta de José Manuel Peco, tras su salida del hospital por Covid

Querida familia y amigos:

Después de llevar unos días en la comunidad de vuelta del hospital me gustaría hacer una pequeña reflexión sobre lo vivido en este tiempo.

Lo primero agradeceros todo el apoyo recibido, algunos con vuestras oraciones y otros con su interés por mi salud. Es una suerte contar con tantas personas que se han hecho presentes en este tiempo de distintos lugares de España por donde he estado viviendo como joven en su momento y después como Jesuita.

A veces me abruma tanto cariño y delicadeza, como sabéis soy un poco tímido, pero al mismo tiempo afectivo y cariñoso.

Comencé mi periplo acudiendo a urgencias el pasado 27 de enero después de haber sido confirmado como positivo el día 15 y aislarme en mi habitación durante 2 semanas.

Desde que entré en urgencias en una sala de observación sucedieron tres días de los que no recuerdo nada, sólo conozco detalles por el informe médico. De repente mi estado de salud empeoró de forma drástica y tuvieron que intubarme, una de las secuelas ha sido que tengo una cuerda vocal tocada y que tendré que recuperar pues la voz se debilita y no soy capaz de seguir una conversación mucho tiempo.

En este periodo, podía haber sucedido cualquier escenario, hay personas que no lo superan y mueren,otros tenemos otra suerte, u otra voluntad de Dios para nuestra vida. Cualquier escenario es bueno y es querido por Dios, es la primera de las conclusiones a las que llego y me viene esa frase de San Pablo “En la vida y en la muerte somos del Señor, si morimos, morimos para el Señor, si vivimos, vivimos para el Señor”

Ahí el primero de los agradecimientos, el Señor ha querido darme otra oportunidad para seguir fiel a él dando lo mejor de mí mismo a los demás, para ello tendré que recuperar las fuerzas que ahora me faltan.

Toda herida siempre deja una cicatriz y tendré que acostumbrarme a vivir con ella, pero es una cicatriz que me recuerda el inmenso amor con que el Señor nos quiere, yo digo que es mejor estar a bien con él que todo lo contrario, pero no por el temor o el miedo, sino por un amor correspondido.

Otro sentimiento que he experimentado en este tiempo que he estado en el hospital ha sido la vulnerabilidad, que poca cosa somos, débiles  pequeños y frágiles, he necesitado a otras personas para poder hacer lo más insignificante, me han dado de comer, lavado, me han movido. Ha sido un trato delicado, cariñoso, hay muchos profesionales que viven su profesión como auténtica vocación de servicio y entrega y se les nota, ese es otro motivo de agradecimiento y de reconocimiento de su labor. Dios les premie su generosidad y entrega.

Después de despertar de esos tres días de los que no recuerdo nada, he visto como no se han escatimado medios para atenderme, tenemos una gran suerte de vivir en esta parte del mundo, pero eso nos debe llevar a trabajar sin descanso por conseguir que la humanidad viva de otra manera y no haya esas desigualdades que en este momento tenemos entre una parte del mundo y otra.

He de agradecer que en cuanto el capellán del hospital se enteró que había un sacerdote en la UCI viniera a verme y ofrecerme la unción de los enfermos, me dejo muy en paz y reconfortado, después fue viniendo cada día para poder recibir a Jesús Eucaristía. Un regalo que he recibido como una muestra más del inmenso amor de Dios a mi vida.

También quiero agradecer a mi comunidad de jesuitas, cada uno de ellos ha hecho un esfuerzo importante por mantener viva la misión que la compañía nos ha encomendado y eso que ha habido tres, mayores, que también han pasado por la enfermedad en distinto grado.

Me queda un largo tiempo de recuperación para seguir siendo el que era, tengo que recuperarme bien y sé que va a ser lento, no quisiera precipitarme, aunque esto lleva cargar a los compañeros con más trabajo, pero es mejor así que no me recupere mal y pueda tener alguna recaída o arrastre problemas para el futuro.

Empezamos mañana un tiempo de cambio y conversión, con la Cuaresma, es cuestión de ponerse a tiro en la órbita de Dios y dejarse hacer, modelar, transformar no según nuestros criterios sino los de Dios.

Me alegro de que mi enfermedad haya servido a algunos para estar más cerca de Dios a través de la oración de intercesión por mi vida. Si ha servido para remover nuestra vida y estar más cerca de él, estupendo.

Reitero mi agradecimiento y mi sensación de mucho cariño derramado, ahora me siento más cerca de personas que hacía tiempo que se habían alejado de mi vida, o eso pensaba yo, pero con este motivo las he sentido muy cerca.

Seguimos adelante con el convencimiento que todo ha sido obra de Dios y seguirá sosteniéndome y acompañándome en este peregrinar hasta que él lo quiera y como él lo quiera, y lo que quiera estoy convencido que será lo mejor para mí.

Un abrazo fuerte para todos y mi oración agradecida por cada uno de vosotros y vuestra vida.

José Manuel Peco

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