José Castillo SJ, ante su ordenación sacerdotal
Ocho compañeros jesuitas de la provincia de España se ordenan sacerdotes este verano. La primera celebración, en la que se ordenarán siete compañeros, tendrá lugar en Bilbao el próximo 11 de junio. Les preguntamos por su vida, su trayectoria como jesuitas, su vocación y cómo afrontan su próxima ordenación.
JOSÉ (PEPE) CASTILLO SJ:
-Breve biografía:
Nací en Granada en 1984, estudié con los hermanos Maristas, después hice la carrera de magisterio, trabajé en diferentes cosas y conocí a la Compañía de Jesús estudiando en la facultad de teología de Granada. Entré en la Compañía en el año 2012 realizando mi noviciado en San Sebastián, el Juniorado en Salamanca, concluyendo la carrera de filosofía en Comillas (Madrid). El magisterio lo realicé en Camagüey (Cuba) y estos últimos años los he pasado de nuevo en Comillas terminando el primer ciclo de Teología y colaborando pastoralmente en la Parroquia de las Fuentes y con Cáritas.
-¿Qué es para ti la vocación?
Para mí es un regalo pero hay que cuidarlo, es como cuando estás enamorado de alguien, que hay que cuidarlo todos los días, pues la vocación también. Y yo voy sintiendo como que me lo voy tomando más en serio.
Me voy dando cuenta de lo que significa ser religioso y eso me lleva como a desapropiarme, a sentir que la vocación no me pertenece, que es de Dios, y que uno tampoco tiene muchas explicaciones racionales para decir ‘pues soy jesuita por esto, por aquello…’ Yo siento que estoy en casa, siento que Dios me lleva e intento dejarme llevar y conducir por él e intento responder desde la alegría que el Señor me da.
-¿Cómo ha sido tu trayectoria como jesuita?
A lo largo de estos diez años en la Compañía ha habido de todo. Momentos de consolación y de desolación, pero siempre con una certeza de fondo y un suelo firme donde pisar: Que el único absoluto de mi vida es Cristo y que son sus pobres, los que están en los márgenes, aquellos que me ayudan a reconocerlo en este mundo. El silencio y la intimidad con el Señor, así como la amistad con otros jesuitas de todo el mundo han sido fundamentales en estos años.
-A las puertas de tu ordenación sacerdotal ¿qué sentimientos predominan? ¿qué intuiciones? ¿Qué es para ti el sacerdocio?
Ante el sacerdocio me siento muy consolado, contento y agradecido, sobre todo. Creo que ser sacerdote no significa sólo el poder presidir sacramentos (aunque es una parte importante), sino que tiene que ver con un modo de vida, con un mínimo de coherencia, sabiendo que me voy a equivocar. Sobre todo, esto es una llamada a servir, no es un derecho. Espero estar siempre cerca de la gente y echar una mano ahí donde se necesite.
El centro de mi vida es Jesús y ser sacerdote en la Compañía de Jesús seguirá poniendo el acento en eso. Por eso no tengo miedo, aunque sí dudas e incertidumbres, pero vivo desde el sí que me da Dios y al cual intento responder. Así que mi petición sigue siendo el “conocimiento interno de Cristo, que por mí se hizo hombre, para que más le ame y le siga”.