Publicado: Martes, 14 Febrero 2023

La ruta migratoria pasa por El Aaiún

La foto muestra una parroquia espartana, diseñada con un toque vanguardista de los años cincuenta del pasado siglo y construida con materiales humildes. Ante el portal, Mario León Dorado OMI, prefecto apostólico del Sahara, viene flanqueado por Àlvar Sánchez SJ y Pep Buades SJ. Mario ofreció la misa por Lluís Magrinyà, que lo había acompañado en Manresa durante una formación espiritual hace menos de un año. Este gesto de cariño, reconocimiento y comunión nos tocó en lo más profundo, porque Lluís Magrinyà es un eslabón esencial en la historia reciente del servicio que presta la Compañía de Jesús a las Iglesias locales en Marruecos en el servicio a migrantes y refugiados. Siendo director del JRS internacional, después de la “crisis de las vallas” de 2005 se sintió movido a estar en el Magreb. Por entonces fue monseñor Landel, arzobispo de Rabat, quien pidió ayuda en Casablanca. Años más tarde monseñor Agrelo, arzobispo de Tánger, encaminó a Esteban Velázquez a Nador. Ahora discernimos la llamada del Señor a la prefectura apostólica del Sahara.

Fuimos al Aaiún a estar unos días con el equipo de la Delegación Diocesana de Migraciones (de Tánger) que presta servicios sociosanitarios a la población migrante en tránsito. Samir, marroquí, asegura la comunicación con las autoridades, el sistema de salud y la población local. Hadi, guineano, es el agente de proximidad que se comunica con los migrantes (muchos de África occidental, como Senegal, Mali, Guinea, Costa de Marfil, Burkina Faso y Camerún; pero también algunos sudaneses y etíopes). Rocío Jiménez (CVX-Zaragoza), coordinadora del equipo, es la enfermera que cura y sensibiliza en materia de salud. En ocasiones reciben apoyo de voluntariado. Su servicio, muy humilde y siempre prestado con transparencia ante las autoridades, es muy necesario, y más cuando siguen zarpando muchas embarcaciones rumbo a Canarias desde Dajla, Bojador, El Marsa, Tarfaya, Tan-tan…

Fue un viaje de a dos, con el espíritu del [624] de las Constituciones:

[…] Cuanto al número de los tales operarios que se han de enviar y mezcla de ellos, también haya consideración. Y primeramente, cuando se pudiese, sería bien que no fuese uno solo, sino dos a lo menos; así porque entre sí ellos más se ayuden en las cosas espirituales y corporales, como porque puedan ser más fructuosos a los que son enviados, partiendo entre sí los trabajos en servicio de los prójimos. […]

En efecto, las largas horas de conducción entre Nador y El Aaiún, así como todos los tiempos tomados para comentar las visitas realizadas, alentaron una conversación espiritual y apostólica muy fructífera. Entrecruzábamos miradas, escuchábamos hondamente, ofrecíamos perspectivas más afinadas a la hora de plantear las cuestiones. Ahora se trata de proseguir el discernimiento y de estar prontos a responder a la llamada que formule el Señor a través de su Iglesia.

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