
50 años de Compañía de Joaquín Fernández
El pasado miércoles, 16 de octubre, celebramos los 50 años de Compañía de Joaco Fernández en familia: jesuitas, infantitas y oblatos, con Pablo Badía (Cáritas) y Carlos Bengoechea (depositario de los bienes del Estado español en El Aaiún) como miembros de la familia ignaciana. Joaco tuvo el acierto de tomar las oraciones y las lecturas de la misa de témporas de acción de gracias, tan a propósito para la ocasión. En su homilía compartió una meditación agradecida de las raíces de su vocación. Evocó bellamente a su madre en los inicios de su fe. Recorrió los viajes con su padre -los más, en bicicleta- que forjaron su espíritu viajero, su apertura a explorar mundo muy pegado a tierra. Y situó, por fin, a su padre en el quicio de su vocación, madurada en los años de estudio y de militancia en la Vanguardia Obrera. Las cartas del provincial y del general, leídas al final de la misa por Àlvar Sánchez como ministro, agradecen la disponibilidad de Joaco para la misión en León, Albania, Nador y, ahora, en El Aaiún. Finalizada la eucaristía pasamos al claustro para compartir un ágape fraterno, conversando sobre el servicio común en Cáritas, cruzando noticias sobre la tierra en la que vivimos, rememorando anécdotas del último viaje a la misión católica de Nuadibú y preparando la próxima excursión a Esmara, la ciudad más al interior en la región de El Aaiún-Sakia El Hamra. Ciertamente, la acción de gracias lanza hacia la vida.