Publicado: Viernes, 29 Junio 2018

El Centro Arrupe se consolida como espacio de acogida en Valencia

Un centro fe-cultura-justicia puede derivar y convertirse sin haberlo buscado directamente en un centro que acoge la diversidad de personas y situaciones de una ciudad. El Centro Arrupe se va consolidando siguiendo ese modelo como espacio de acogida de la diversidad en Valencia.

El pasado 24 de junio, al celebrar el final de curso en los jardines del mismo se sumó la comunidad ortodoxa rumana y ucraniana que tienen sus respectivas liturgias dominicales en el Centro Arrupe, y un gran número de personas y familias que se han sentido parte del mismo en el último año. La foto que acompaña esta entrada expresa la realidad que se va generando entre todos los “habitantes” de este centro: entenderse como espacio que acogida que da cabida diversidad de personas y situaciones. Y cuando se posibilita que esa diversidad se encuentre, lo que ha pasado es que se ha empezado a crear una trama de relaciones y vínculos entre quienes, en principio, no tenían mucho en común.

Esto no entraba en la programación de actividades de los coordinadores del centro, pero como ellos mismos dicen “lo ha traído la vida”. Son historias concretas que les han sorprendido a lo largo de este curso. Personas que han creado vínculos de afecto y apoyo mutuo. Personas que se han implicado con otros desde iniciativas que surgían del deseo de ayudar. Personas que han hecho posible que la vida sea algo más humana y habitable. En todo ello, desde el Centro Arrupe dicen reconocer “el espíritu de Jesús, alentando esperanzas y futuros”.

La foto de esta entrada es mucho más que un grupo de personas comiendo juntas. Es la foto de la complicidad de quienes van creando un espacio que da cabida, que sigue acogiendo a quien necesita algo de respiro para seguir caminando.

El próximo paso será programar las actividades del próximo curso sabiendo que la vida les hará compañeros de otros.

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