Publicado: Jueves, 19 Septiembre 2019

Rozalén reivindica el derecho de las niñas a ir a la escuela

Hace unos meses, la cantautora Rozalén y Beatriz Romero, intérprete de la lengua de signos viajaron a Guatemala con Entreculturas para conocer la realidad de las niñas. Allí conocieron a Kimberly, joven guatemalteca de la zona rural que sueña con ser locutora y que vio vulnerado su derecho a la educación durante años. Hoy han cantado juntas La Puerta Violeta, canción que inspira mucho a Kim "yo también dibujé mi camino y me siento libre cuando estudio".  Rozalén, que ha contado cómo fue su experiencia en Guatemala compartía que "contar la historia de los demás da identidad. De repente existen. Hay muchas voces calladas que necesitan un altavoz. Agradezco la experiencia porque me ha hecho crecer a todos los niveles".  Por otro lado, Beatriz expresaba también sus sensaciones tras el viaje. "Me impactó mucho en un contexto de dolor, escuchar a mujeres fuertes y sus historias. A la mujer le resulta todo mucho más difícil, a veces es evidente y en otros lugares está más diluido".

Raquel Martin, Directora de Comunicación y Desarrollo Institucional señalaba que “Guatemala es uno de los países en los que Entreculturas trabaja, junto a Fe y Alegría, promoviendo la protección y el empoderamiento de las niñas a través de espacios para el acompañamiento y la atención psicosocial en los centros educativos". Kim, como muchas otras niñas de su comunidad, ha tenido que pelear desde su infancia por un derecho universalmente reconocido, el derecho a la educación. Kimberley Chivalán Zacarías, ha explicado que “a las niñas se les niega la educación por el simple hecho de ser mujer. Tras dejar el colegio, dentro de mí, tenía el deseo de seguir estudiando. Dentro de mí, no importaban los obstáculos que se me presentaron, para yo poder seguir estudiando”. Kim retomó sus estudios con Entreculturas-Fe y Alegría y ahora se está formando en la modalidad radiofónica. “Mi sueño es seguir estudiando para llegar a ser una gran locutora y maestra radiofónica. Mi sueño es que las niñas no vivan con miedo, que puedan defender sus derechos, que puedan seguir estudiando, sin importar la edad que tengan. Mi sueño es que los jóvenes de mi pueblo seamos la generación del cambio y que podamos desenvolvernos en nuestros talentos, porque hay muchos talentos pero se ocultan, los ocultamos. Para que, empezando con los jóvenes, ya no haya tanto machismo y que podamos vivir en unidad, en igualdad. Tenemos el derecho a la educación para poder convivir con otras personas y también superar el machismo. Es un deber urgente de madres, padres, comunidades pero también Gobiernos que hagan posible que todas las niñas como yo misma, estudiemos y realicemos nuestros sueños”.

Las cifras son alarmantes. Más de 262 millones de niñas, niños y jóvenes no pueden ir a la escuela. De ellos, la mitad, 132 millones son niñas entre 6 y 17 años no asiste a la escuela. Las adolescentes en zonas de conflicto tienen un 90% más de probabilidades de no acceder a la escolarización. Una de cada cuatro niñas declara que nunca se sienten seguras al utilizar los aseos de la escuela. Anualmente hay 7,3 millones de partos de adolescentes menores de 18 años de los cuales 1,1 millón se dan entre niñas menores de 15 años. Cada año 12 millones de niñas son casadas antes de cumplir 18 años.  650 millones de mujeres han sido forzadas al matrimonio infantil. Más de una de cada tres, antes de los 15 años. 

Ellas sufren una doble discriminación en su derecho a la educación, por la desigualdad de acceso a las mismas oportunidades, y por el contexto de refugio, violencia, pobreza o exclusión en el que muchas viven. Entreculturas trabaja en 37 países defendiendo y protegiendo a miles de niñas y niños en situación de refugio, violencia, pobreza o exclusión, haciendo posible que tengan acceso a la educación.  La Silla Roja, La Luz de las Niñas o Informes como el que se presentaba hoy, Seguras para aprender en libertad, son algunas de las acciones que Entreculturas desarrolla en defensa de la educación de las niñas. “Cada vez que una niña se sienta en la silla de la educación multiplica su capacidad de tener una vida digna, aumenta la posibilidad de escapar de la violencia, disminuye la probabilidad de un embarazo temprano y duplica sus opciones de tener recursos propios y acceder a otros derechos”, explicaba Daniel Villanueva SJ, Vicepresidente Ejecutivo de Entreculturas. 

El lugar elegido para la rueda de prensa, el Centro de Formación Padre Piquer, representa la vuelta al cole que estos días realizan miles de niños, niñas y jóvenes en España. La escuela es el lugar donde ocurre todo. El Centro de Formación Padre Piquer es un centro que cuenta con estudiantes de más de 35 nacionalidades, lenguas y culturas diferentes y que mayoritariamente provienen de un contexto social de clase media baja. “Los elementos claves de nuestro proyecto están definidos por una educación inclusiva donde todos, alumnos y alumnas, puedan llegar allá donde sus capacidades se lo permitan.  Para ello y principalmente en secundaria, el aprendizaje cooperativo y la posibilidad de realizar diversas tareas de forma paralela en el aula impregnan toda nuestra propuesta pedagógica”, contaba Luis Alberto Rodríguez de Rivera, Director Centro de Formación Padre Piquer.

La educación es un derecho. La educación protege. “Garantizar entornos educativos seguros y libres de discriminación y violencia, y que contemplen las necesidades del alumnado, y de las niñas en particular, resulta estratégico para que éstos cumplan su función protectora” apuntaba Irene Ortega, Coordinadora del Área de Ciudadanía de Entreculturas.  El informe “Seguras para aprender en libertad” que se ha presentado esta mañana, ilustra y reivindica el modelo de educación que Entreculturas promueve y defiende para proteger y empoderar a las niñas en el mundo. Irene Ortega, señalaba que “las situaciones de discriminación y violencia a las que se ven expuestas las niñas tienen una relación directa con la pobreza y la falta de oportunidades y limitan gravemente su capacidad de elección, de acceso a derechos como la educación, la salud, un trabajo digno o a la participación en una vida plena.  Estas manifestaciones directas de la desigualdad de género son, en muchos casos, aceptadas y normalizadas, lo cual provoca que muchas niñas y jóvenes no sepan reconocer en estas prácticas los abusos que se cometen hacia ellas, al tiempo que sus victimarios no identifican sus acciones como agresiones”.  

La escuela puede ser un espacio de protección para prevenir y promover la transformación personal y colectiva que garantice la eliminación de cualquier forma de violencia hacia las niñas. Además, debe servir para reparar los daños físicos y emocionales cuando se han producido situaciones de violencia. Para ello necesitamos educar en igualdad y con perspectiva de género, es decir, una educación de calidad que no deje a ninguna niña atrás. Educar desde un enfoque de derechos humanos, supone garantizar que la escuela cumple su función de proteger y empoderar a las niñas y adolescentes en entornos de igualdad y libres de violencia. Este modelo educativo, comprometido con el cuestionamiento de la naturaleza misma de las relaciones de género y las discriminaciones que de ellas se derivan, que favorece la construcción de identidades de género y modelos relacionales basados en el respeto y la igualdad y que promueve culturas escolares inclusivas, orientadas a su vez a la transformación social, se denomina coeducación. “Desde Entreculturas, defendemos y promovemos prácticas coeducativas, es decir, que adoptan un enfoque educativo integral que protege y previene la violencia de género, proporciona estabilidad a las niñas en situación de crisis o conflicto, repara derechos y construye paz y refuerza y repara la autoestima de las niñas poniendo sus derechos en el centro” afirmaba Irene Ortega.

Pero para que todo esto ocurra, la escuela también debe ser protegida, por ello, señalaba Irene Ortega “es fundamental llegar al comprometido 0,7% de la RNB destinado a Ayuda Oficial al Desarrollo, y de esto, destinar un 8% a educación básica. Es importante también la educación en emergencias, necesitamos ampliar al 4% el porcentaje de la acción humanitaria que se destina a educación en emergencias. Igual de fundamentales resultan los tratados internacionales, necesitamos que se cumpla el Pacto Internacional de Migración y el Pacto Internacional de Refugio así como la Declaración de Escuelas Seguras y la aplicación de sus directrices”.

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