Publicado: Martes, 01 Diciembre 2020

La Acción por el Clima no puede esperar

La vigésimo sexta cumbre climática de la ONU, conocida como COP26, iba a tener lugar en Glasgow del 9 al 19 de noviembre de este año. Sin embargo, debido a la pandemia de Covid-19, los organizadores decidieron posponer el evento que finalmente tendrá lugar del 1 al 12 de noviembre de 2021.  A pesar del aplazamiento no hay dudas de que será un hito decisivo para el futuro de nuestro planeta.

Alboan y Entreculturas llevan varios años siguiendo con atención este proceso desde su compromiso con la ecología integral y el cuidado de la Casa Común, que se enmarca en la causa común que ambas organizaciones mantienen por la justicia socioambiental. Durante la COP25, la pasada cumbre climática que se celebró en Madrid entre el 2 y el 13 de diciembre de 2019, las delegaciones de Entreculturas y Alboan pudieron constatar la enorme atención mediática que este evento despierta a nivel mundial, así como la capacidad de movilización que genera entre las generaciones más jóvenes.

Aquel encuentro terminó con cierta sensación de frustración por la falta de avances y determinación en la lucha contra el cambio climático. Desde entonces las miradas han estado puestas en la COP26 que debería celebrarse este año, puesto que los Estados Partes en el cumplimiento del Acuerdo de París se comprometieron a renovar sus Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDCs, en inglés), que son básicamente los planes que define cada país para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los efectos del cambio climático.

Por ese motivo, aprovechando la fecha simbólica del 9 de noviembre que debería haber dado inicio a dicha reunión, la Red Xavier, que engloba a las organizaciones y misiones jesuitas de cooperación internacional, junto con la Conferencia Jesuita de África y Madagascar, ha enviado una carta a varios líderes políticos: Boris Johnson, presidente del Reino Unido, país que coorganizará la próxima COP26; la canciller Ángela Merkel, Presidenta del Consejo de la Unión Europea; Úrsula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea; y Cyril Ramaphosa, presidente de la Unión Africana.

En la misiva enviada, firmada por Frank Janin SJ, presidente de la Red Xavier, y por JAgbonkhianmeghe E. Orobator SJ, presidente de la Conferencia Jesuita de África y Madagascar, los jesuitas enfatizan varios puntos sobre la lucha contra el cambio climático y la pobreza en África. La actual crisis y los desafíos que plantea la lucha contra el coronavirus, así como el necesario aplazamiento de la COP26, no deben desviar nuestra atención de la crisis climática. La respuesta a la crisis climática no puede esperar y por eso piden a los líderes de la Unión Europea y la Unión Africana no perder de vista que: 

  1. Aunque la Covid-19 supone un problema muy serio, el cambio climático continúa y no disminuye. Necesitamos una transformación social y ecológica para afrontar las múltiples crisis de nuestro tiempo. No es suficiente con destinar billones de dólares y euros a la lucha contra el coronavirus, es necesario gastarlo de manera que en vistas del cambio climático, mitiguemos el problema y nos adaptemos a él.
  2. África sufre más (o quizá el que más) el Covid-19 ya que sus problemas de deuda y pobreza ya existentes se han exacerbado con la pandemia. Un escenario que tan solo hace que las consecuencias del cambio climático y otras plagas debido a la contaminación y el uso excesivo de recursos naturales sean más agresivas con el continente.
  3. Europa, como uno de los mayores contaminadores de la historia, debe cumplir con los compromisos asumidos en el Acuerdo de París y en Río 1992. Directamente con la trasferencia o inversión de dinero y tecnología, o indirectamente ayudando a África a mejorar en los Sistemas de Gestión de Riesgos (DRM, en inglés) y a luchar contra los Flujos Financieros Ilícitos.
  4. El tiempo se acaba y las Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional (NDCs, en inglés), que encarnan los esfuerzos de cada país para reducir las emisiones nacionales y adaptarse a los efectos del cambio climático, deben ser formuladas no mirando hacia los datos de 1990, sino hacia el presupuesto de CO2 global que queda antes de que se cruce el umbral de 1.5/2 grados.
  5. Es posible buscar sinergias entre los intereses de Europa y África. Por ejemplo, ayudar a África a superar la industria fósil es más eficaz para combatir el cambio climático que “hacer trampa” exportando industria sucia a países pobres, puliendo así las estadísticas europeas mientras desplazamos el problema de la contaminación a otro sitio.
  6. Por lo tanto, dados los problemas en el proceso de la COP patrocinado por las Naciones Unidas, los Jesuitas abogan por acelerar una cooperación mejorada entre la UE y África.

 

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