
Avances a nivel europeo en la protección frente a los abusos
El provincial, Antonio España SJ, la delegada de Entorno Seguro, Susana Pradera y Francisco Cuartero SJ, delegado de formación, han participado esta semana en la Conferencia Europea de Salvaguarda (Protección y Cuidado) de la Compañía de Jesús que tuvo un fuerte enfoque en el abuso de menores pero también profundizó en el abuso de adultos. La anterior cita se celebró en 2017 en Hungría.
En el encuentro han participado provinciales, delegados de protección (o salvaguarda) y delegados de formación, así como personas con responsabilidad de liderazgo en la formación de otros y en la creación de una cultura de seguridad y cuidado dentro de una provincia jesuita. Aunque muy enfocada en el abuso de menores, también ha tratado sobre el abuso de adultos en contextos ministeriales, pues desde la convocatoria se considera que “es importante que desarrollemos marcos para entender este tipo de daño, como algo similar y a la vez distinto al abuso infantil”.
La conferencia exploró en su primera jornada cómo se desarrollan las prácticas abusivas para pasar luego a considerar las condiciones que facilitan las prácticas éticas. Las temáticas abordadas han sido en primer lugar el comprender las causas y los factores que contribuyen a la práctica abusiva. Para ello se han escuchado relatos de víctimas de abusos a menores y de adultos que han sufrido prácticas perjudiciales. Y posteriormente se exploraron las similitudes y diferencias entre ambos abusos. La reflexión sobre las causas se planteó también desde el punto de vista institucional. Así, se abordó la investigación sobre los factores sistémicos que sustentan los abusos en la Iglesia Católica, siguiendo el trabajo de la Dra. Marie Keenan. Este ayuda a comprender cómo se llega a perpetrar un abuso, centrándose en temas como la interacción de poder e impotencia, el género y la sexualidad, y el clericalismo.
Al final de esa primera jornada, se valoró la necesidad de escucha profunda que se ha de aprender a tener hacia las víctimas, pero también entre los miembros de la Compañía y su entorno. Se destacó la importancia de poder tener espacios para poder hablar de la vida de relación, el mundo afectivo y cuidarse unos a otros…
De ese camino recorrido hablaron al día siguiente, desde su experiencia con personas afectadas por el abuso, tanto las víctimas como los que cometieron los abusos, dos exprovinciales, (Johan Verschueren SJ y Cristian del Campo SJ). Coincidieron en la importancia de poner a las víctimas primero, porque escucharlas “nos transforma y nos hace buscar actuaciones diferentes, en las que también hemos de saber cómo actuar con el abusador”. Precisamente, para poder actuar adecuadamente, y en consonancia con las preferencias apostólicas, quedó claro que se necesita formación. A este respecto se destacaron aspectos interesantes en cuanto a la formación a los candidatos a jesuitas, en donde el acompañamiento es esencial y esto puede influir en cómo replantearse esa formación, para realmente ayudar a crecer a la persona, para que pueda encontrar su camino como jesuita.
La última jornada se destinó a reflexionar sobre dónde está cada provincia en este proceso que va desde el despertar a esta realidad, tomar conciencia de ello y comprometerse. Precisamente se plantearon compromisos concretos para avanzar y la propuesta de un trabajo en red entre todos los delegados de salvaguarda y cuidado.
La conferencia fue on line, como dinámicas de trabajo además de las ponencias se emplearon el discernimiento individual y en pequeños grupos. Formaban parte del equipo organizador: Franck Janin SJ (JCEP), Susana Pradera (ESP), Thomas Hollweck SJ (GER), John Guiney SJ (HIB), Saoirse Fox (HIB). Los delegados salieron con la misión de poner en marcha en sus provincias un plan para revisar la situación actual, e ideas para continuar el trabajo a nivel local.
En definitiva, en palabras de Susana Pradera, “estamos llamados en esta misión, que es de todos, a hacer el camino desde las ideas y conceptos (cabeza), a través de los sentimientos que la escucha me provoca (corazón), hasta la acción más adecuada (manos), para afrontar estas duras situaciones y garantizar que no se van a repetir y que nuestras relaciones, actividades y espacios son seguros, nos cuidan y garantizan el buen trato. Y esto sólo se puede conseguir si todos estamos implicados en esta misión”.