Publicado: Miércoles, 23 Noviembre 2016

Necesitamos pensar de manera global la Migración

“Como el mundo es mucho más global e internacional que antes, necesitamos pensar las cosas juntos. Si la Unión Europea toma decisiones para todos los europeos, nosotros tenemos que pensar las cosas como europeos”. Así se expresa Saskia Simon, especialista en Democracia y Movilización ciudadana del centro social jesuita de Bélgica Avec. Y a pensar juntos es a lo que han venido los 15 participantes del Encuentro de Centros Sociales Europeos celebrado en la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid el pasado 22 de noviembre. Centrado en reflexionar sobre las Migraciones, abordó las cuestiones de “Hospitalidad e integración” y los miedos de convivir juntos (racismo, xenofobia y otras formas de intolerancia).

Saskia Simon y su compañera Elisabeth Defreyne, experta en Migraciones y Género en el mismo centro, es la primera vez que participan en una reunión de este tipo. Consideran que es importante porque “da la oportunidad de escuchar a gente que viene de distintas partes de Europa y de conocer la situación en cada país, el trabajo de gente que piensa y analiza en otros países…” Ellas transmiten su visión desde Bélgica y cómo han vivido la crisis de refugiados europeos. Saskia Simon: “Llegaron un montón de refugiados a Bruselas y por eso se habla de crisis. Aunque nosotras no estamos muy de acuerdo con el término. La hospitalidad no fue muy buena, el gobierno no hizo mucho para acoger a todas esas personas que llegaban, incluso empeoró el sistema que existía. Por eso los ciudadanos se movilizaron bastante, durante unos meses muchos trajeron ropa y acamparon delante de la oficina de registro de refugiados y se formó una plataforma ciudadana para los refugiados”. Pero considera que queda mucho trabajo por hacer, no sólo con los refugiados que llegaron de Siria o Irak, sino con los muchos otros que ya llegaban antes de la crisis desde África o de otros continentes. “El gobierno trata de hacer una distinción entre refugiados y migrantes económicos y nosotros intentamos hacer entender que es todo lo mismo, que no importan las razones por las que uno migra”, comenta. 

Elisabeth Defruyne añade: “No estamos de acuerdo con las respuestas de seguridad del gobierno europeo, porque Seguridad no es la respuesta. Lo que tratamos es procurar el encuentro de unos con otros para crear una sociedad diversa; las respuestas de seguridad solo aumentan el miedo. Nuestro objetivo es aprender unos de otros, para ver en la riqueza de la diversidad de la población, algo rico y bueno para el futuro” Es por eso que cree que hay que cambiar “la cuestión de la Migración por la de la Movilidad, porque la movilidad es parte de la vida de la mayoría de la gente”.

Para Paula Sendín, de Comunicación del centro JESC, ahora mismo “En Bélgica hay un ambiente agrio, un poco de desasosiego, hay miedo y quizá ello ha provocado cierta desconfianza hacia los migrantes. El hecho de tener diferentes culturas y la religión musulmana cada vez más metida en Europa y sobre todo en Bruselas… Sin embargo la migración ha venido a Bélgica desde los años 60’, 70’ y 80’ y ya hay migrantes de segunda y tercera generación, pero después de los atentados lo que se ha extendido más que el rechazo es el miedo que nos han metido, que ha generado desasosiego”.

De estos y otros conceptos se debatió el martes en Madrid en una cita en la que participaron miembros de los centros sociales jesuitas de Bruselas (JESC / Avec), París (CERAS), Budapest (House of Dialogue), Munich (Instituto para el Desarrollo Social), Barcelona (Cristianismo & Justicia), y Madrid (Instituto de Migraciones de Comillas, Pueblos Unidos y sector social en España). Con la presencia de cinco jesuitas, varios laicos y muchas laicas, el objetivo nos lo acerca Paula Sendín: “la colaboración, saber lo que hacen el resto, en qué puntos coincidimos, compartir información e involucrar”.

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