Publicado: Martes, 06 Septiembre 2022

Testimonios MAG+S: Encuentro y Reconciliación en Martutene

Cada mañana, después de desayunar, un grupo de jóvenes se dirige al Centro Penitenciario de Martutene. Han elegido pasar unos días del verano al servicio de los demás, realizando allí talleres de castellano, habilidades comunicativas y crecimiento personal. Al volver al edificio que albergaba el Noviciado Jesuita hasta hace dos años, el que ha sido estos días su alojamiento, conviven con María, Hamza, Saif, Ayoub y Nazar. Jóvenes, como ellos, que son acompañados por programas de Hospitalidad de Loiolaetxea.

La oración personal, el acompañamiento, la reflexión social sobre lo vivido o el círculo MAG+S caracterizan el común de estas experiencias de verano que desean hacer salir de nuestro querer e interés. Encuentro y reconciliación 2022 ha sido una experiencia planteada desde el servicio de Pastoral penitenciaria de la diócesis de Gipuzkoa y MAG+S que se ha desarrollado desde el sábado 6 hasta el domingo 14 de agosto.

 

Águeda y María lo expresan así:

“Para mí, la experiencia en el campo de trabajo en la prisión de Martutene ha sido inolvidable y transformadora tanto a nivel personal como espiritual. Mi propósito era poder ayudar e intentar dar lo mejor de mí. Al final de la experiencia te das cuenta de que tienes que agradecer más que ellos. Estos días me han servido para reflexionar, pensar y cuestionarme quién soy, qué quiero y sobre todo en qué sociedad deseo vivir. Hay muchas cosas que es necesario cambiar, sé que es sumamente complejo y una tarea muy ardua que muchos no quieren cambiar. Tristemente te das cuenta que el concepto de Justicia se tambalea cuando hablas con algunas personas que se encuentran en prisión y que la justicia no es igual para todos. Lo sencillo en la vida es echarle la culpa al de al lado y en ocasiones te das cuenta de que determinadas personas son víctimas del propio sistema. No obstante, considero que la maldad humana existe, pero también confío en la bondad, en lo más puro del ser humano. Yo daría el consejo de no prejuzgar a otros, aunque nos cueste. Te das cuenta que detrás de una fachada, un cuerpo, una raza, una ideología, una creencia, una religión, se esconde una persona. Las personas merecemos ser escuchadas y sobre todo sentirnos que no estamos solos. Si no hubiesen confiado nunca en mí, creo que no estaría escribiendo esto. Doy las gracias a todas las personas que han vivido esta experiencia conmigo y a las personas privadas de libertad que he tenido el placer de compartir estos días con ellos. Ojalá reunamos las fuerzas necesarias por luchar por una sociedad mejor donde la marginación y la estigmatización sea cosa del pasado. Pidamos a nuestra sociedad que se enfrente a los problemas existentes y no rehúya de ellos. ¿Te animas a luchar por ello? Yo sí. Águeda”. (25 años)

 

“Mi experiencia en Martutene la definiría como un impacto total con la realidad penitenciaria y como una caída de todos los prejuicios que, sin querer, tenía de esta. He tenido la suerte de conocer a personas maravillosas a lo largo de estos días. En primer lugar, mis compañeros voluntarios han sido un gran apoyo para mí ya que, creo que hemos creado un buen grupo en el que nos hemos sentido escuchados y nos hemos consolado y ayudado mutuamente. Sin duda, el círculo Mag+s y el resto de momentos en los que hemos ido compartiendo nuestros pensamientos, preocupaciones, etc., han dado un sentido espiritual a todo lo que íbamos viviendo. Por otro lado, ya dentro de Martutene, solo tengo palabras de agradecimiento a todo el personal del centro, quien nos ha cuidado y ayudado en todo lo que hemos necesitado. Además, gracias a los talleres y a las actividades que hemos ido haciendo, he podido conocer a grandes personas que, por diferentes circunstancias, han acabado presas. Considero que sentarme a hablar con ellas, escucharlas y compartir yo también mis vivencias, ha sido muy enriquecedor para todos. Me siento feliz de haber podido aprender de ellas, de haberles acompañado y ayudado en lo que he podido y, en definitiva, de haberme apuntado a este campo de trabajo”. María. (21 años)

 

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