Donde hay amor está Dios
El salón de actos del campus de Cantoblanco de la Universidad Pontificia Comillas sirvió de escenario para un ejercicio escolástico de alumnos y profesores de Teología sobre un tema de máxima actualidad, la declaración Fiducia Supplicans sobre el sentido pastoral de las bendiciones, publicada hace unas semanas por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
José Beltrán, director de la revista Vida Nueva, fue el encargado de moderar la sesión en la que participaron con sus preguntas los alumnos Francesco Di Lorenzo, Alessandro Cocozza, Ana Filipa Ferreira Milheiro Lima, Alejandro Escoda Coll, José Daniel Torrubia Sánchez y Mafalda Carneiro Leão Gonçalves de Figueiredo. A ellos respondieron los profesores Javier de la Torre Díaz y Pablo Guerrero Rodríguez, SJ.
De la Torre comenzó advirtiendo que la dicotomía y las clasificaciones no ayudan en este tema y pidió cautela con los juicios de valor sobre la adultez. En su lugar, invitó a tomar otra perspectiva, la de la humildad de la Iglesia. “Me parece que la Iglesia no acaba de comprender del todo el matrimonio y la familia, y debe acercarse a la realidad. ‘La iglesia no tiene la verdad’ (Dei Verbum, 8), sino que camina hacia la verdad”. “Tenemos que empezar a ver semillas del verbo en otro tipo de uniones”, pidió.
“En la Iglesia necesitamos hacer una Teología del fracaso, que no existe. Tenemos una teoría ficción sobre la perfección”, añadió Guerrero. “Debemos tener muy claro que las categorías abstractas hay que aplicarlas a personas concretas, y si algo tiene este pontificado, y la Fiducia, es que hay que aplicar las categorías a la realidad, que tiene fracaso. Hacemos un acercamiento pastoral a las personas pensando que el progreso de la vida humana va de éxito en éxito y perfección y perfección, y no es así”
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