Publicado: Viernes, 22 Agosto 2025

El santo que no quiso ser fotocopia

En pocos días, el papa León XIV canonizará al beato Carlo Acutis. Un alumno del colegio jesuita de Milán, que murió demasiado joven, con tan solo 15 años por una leucemia fulminante. Y al que el Papa Francisco tenía especial devoción y le proponía constantemente como modelo de la juventud para nuestra época. Un santo con vaqueros, un santo en Internet y un santo alumno de jesuitas. Un santo, por qué no decirlo, que tiene mucho que inspirarnos a los cristianos del siglo XXI, especialmente, como hemos señalado, a los alumnos de jesuitas y a los jóvenes con los que trabajamos en nuestra provincia.

En primer lugar, porque a Carlo Acutis no le daba miedo hablar de Dios. Esto nos recuerda un escenario en el que vivimos ahora, donde lo contracultural, lo revolucionario, lo novedoso -en un mundo tan materialista y que a veces menosprecia lo religioso- es abrirse a la aventura del Evangelio. El propio Acutis dijo en una ocasión: “todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”. Y es que el Evangelio siempre es novedad. Ver más allá, abrirse a la trascendencia, incluso cuando otros les tomen por raros. Quizás por eso sigue llamando tanto la atención cómo hablaba él, siendo un adolescente, de la Eucaristía, de la santidad, o de la propia Virgen María. Es capaz de ponernos en otra dimensión, porque nos recuerda que a los jóvenes ya no les avergüenza hablar de Dios sin complejos y decir que forman parte de la Iglesia Católica, en contraste con la prevención que tenemos muchas veces los mayores. El reciente Jubileo de los Jóvenes ha sido una buena muestra de ello. Jóvenes para los que reconocerse cristiano es algo muy bueno y no tienen pudor para proclamarlo y a vivirlo con alegría.

Otro aspecto que no podemos soslayar de Carlo Acutis era su vivencia de la santidad. A veces, pensamos que este concepto es lejano, que es de otra época o que no tiene que ver nada con nosotros. Sin embargo, Acutis tuvo una corta vida, pero sobre todo una vida muy ancha, llena de plenitud, de sentido y de alegría. Y es que la santidad no es algo de otro tiempo. Francisco nos invitaba a ello en ‘Gaudate et exultate’. Acutis era uno de esos “santos de la puerta de al lado”, se entregaba con pasión al anuncio del Evangelio en las redes sociales. Fue capaz de darlo todo y darse en todos. Y también en su amor por la Eucaristía, que frecuentaba a diario, y que consideraba el mejor camino para llegar al cielo; algo que muchos jóvenes empiezan a poner en valor, redescubriendo así toda su riqueza.

De alguna forma, Carlo Acutis representa el ideal del espíritu de las 4Cs de la educación jesuita. Comprometido con la evangelización de la Iglesia, a la que amaba con locura. Consciente de las oportunidades que ofrecía Internet y, por supuesto, de la necesidad de fe que tiene nuestro mundo, siempre atento a lo profundo y a los vientos del Espíritu. Competente para saber manejar los medios adecuadamente y llevar a término proyectos con pasión y entrega, poniendo sus talentos al servicio del bien. Compasivo, por estar tocado realmente por el Evangelio de Jesucristo, para atender así a las personas que más sufren y que estaban a su alrededor. En definitiva, Acutis, con tan solo quince añitos, representa un referente de “hombre para los demás, capaz no de vivir para sí, sino para Dios y para su Cristo; para Aquél que por nosotros murió y resucitó”, como nos propuso el Padre Arrupe allá por 1973. Ojalá no dejemos de seguir su estela.

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