
Votos en Loyola
La mañana del sábado 9 de septiembre, fiesta de san Pedro Claver, la Basílica de san Ignacio de Loyola en Azpeitia, amaneció con aire de fiesta. Tres novicios jesuitas, Luis Busto de Moner (Barcelona, 1995), Gabriel Espinosa Galán (Sevilla, 1998) y Guillermo Sanz Falgán (Bilbao, 1995) prometieron con voto pobreza, castidad y obediencia perpetuas en la Compañía de Jesús. Después de dos intensos años en el Noviciado de Bilbao, llegó el ansiado día de consagrarse por entero al servicio de Dios y del prójimo.
La eucaristía estuvo presidida por el provincial Enric Puiggròs SJ, acompañado del delegado en la PA Loyola-Santander, José Javier Pardo SJ, del rector del Santuario, Ignacio Echarte SJ, de los maestros de novicios, Abel Toraño SJ y Francisco Cuartero SJ, del nuevo ayudante del maestro, Íñigo Merello SJ, y de otros muchos compañeros jesuitas. Tampoco quisieron perderse la celebración tantos familiares, amigos y gente cercana a la Compañía.
Para conseguir el tono devoto, alegre y familiar que reinó en la celebración fue imprescindible la participación del coro. De diversos puntos de la geografía española se acercaron más de cuarenta amigos y compañeros en las labores apostólicas de los votantes, que ayudaron a todos los presentes a introducirse en los misterios que celebraron.
En su homilía, el provincial quiso subrayar la importancia de permanecer en el amor de Dios, un amor que cada uno de los nuevos jesuitas ha ido descubriendo en lo concreto de su vida. Enric fue haciendo un recorrido por la historia vocacional de cada uno de ellos recordando el papel de sus familias, de sus colegios y de todos aquellos testigos que con su vida les han mostrado que merece la pena dar la vida en el seguimiento de Cristo. Fue especialmente emotivo el momento final de la eucaristía, cuando el maestro de novicios hizo entrega del crucifijo de votos a cada uno de los nuevos jesuitas. Junto con el Cristo crucificado les dijo unas palabras que seguro guardarán como un tesoro.
Pedimos por Guillermo, Luis y Gabriel, quienes ya se encuentran en Roma para continuar su formación en la Compañía de Jesús. Que la entrega generosa de sus vidas mueva el corazón de otros jóvenes a consagrarse a Dios en la misma Compañía.