
Jubileo de los sanitarios en Roma
El pasado fin de semana se celebró en Roma el Jubileo de los enfermos y de los trabajadores del mundo de la salud. A los eventos propios de la ciudad eterna, y coincidiendo con el décimo aniversario de Más Que Salud, se unieron un grupo de más de sesenta sanitarios relacionados con la provincia de España, acompañados de varios jesuitas sanitarios o relacionados con el cuidado de los mayores. En su mayoría, jóvenes que han pasado por esta experiencia que intenta ayudar a profundizar en la vocación sanitaria y cristiana, pero también médicos de jesuitas, amigos, familiares y otras tantas personas que de alguna u otra manera se han acercado a la Compañía a través de la salud, incluso algunos que no conocían a ningún jesuita.
Tras la bienvenida y la oración del viernes, el grupo peregrinó hasta San Pedro guiados por Roger Conesa SJ para cruzar la Puerta Santa con otros miles de peregrinos. Posteriormente, se celebró la Eucaristía en San Andrés del Quirinale para, tras un descanso, visitar las Camarettas y la Iglesia del Gesù, donde hubo un tiempo para la oración personal, disfrutar de la belleza y la espiritualidad de este templo tan importante y recibir el sacramento de la reconciliación como aconseja la Iglesia para este Jubileo.
Y por supuesto, para rezar en las distintas capillas por nuestras vocaciones y por la salud de tantos enfermos, algunos de ellos jesuitas queridos que ahora cuidan por la salud y oran por la Iglesia por la Compañía, asumiendo siempre que no peregrinaban solos y que otros les acompañaban en la distancia. El domingo, el grupo se unió a miles de peregrinos de todo el mundo, donde recibieron el aliento de la Iglesia para seguir viviendo desde la esperanza, animando a que también “seamos ángeles para otros”, como se apuntó en la homilía. Y finalmente, se pudo contar con la emocionante presencia del papa Francisco al final de la celebración, y que no dejó a nadie indiferente.
Queda la alegría por el encuentro y la oportunidad de profundizar más en la vocación sanitaria, cristiana e ignaciana, pero sobre todo el deseo de llevar a tantos la esperanza de un Dios que no defrauda nunca.